Daniel Baldi fue delantero, pero su vida dio un giro y ahora es escritor. Su carrera lo llevó por México, Italia, Argentina y otro lares, pero hoy sus pasos lo condujeron a un viaje distinto: uno que mezcla fútbol, letras y filosofía. Desde hace años publica libros infantiles y juveniles ligados al deporte, pero su último proyecto lo acercó a una historia especial.
“Yo hacía bastante tiempo que quería conocer al Ajax, sobre todo porque me gusta mucho la filosofía de Johan Cruyff”, contó en diálogo con Vamos Azul. “Antes de ir a Holanda pasé por Barcelona, hice como el camino de Johan”, relató. La visita formó parte del proceso creativo de su próxima novela, centrada en una jugadora de fútbol como protagonista.
“Mientras escribía la historia hablé con Nico Lodeiro sobre el Ajax, y terminé contactándome con Alexandra Gómez, una uruguaya que trabaja en FIFPro por los derechos de las futbolistas”, explicó. “El libro toca el tema del embarazo en el fútbol femenino, y cuando charlé con ella me invitó a conocer la organización. Me hicieron una entrevista en FIFPro y, ya que estaban en Ámsterdam, aproveché para visitar el Ajax”.
Baldi recorriendo las instalaciones del Ajax (IG: @danielbaldialfano).
El uruguayo asegura que el recibimiento fue inolvidable. “En Ajax me recibieron con una calidez enorme. Quedaron las puertas abiertas para más cosas, fue una experiencia maravillosa”, dice, todavía sorprendido por cómo una historia de ficción lo llevó a uno de los clubes más emblemáticos del mundo.
Un recuerdo marcado en Cruz Azul
El charrúa llegó a Cruz Azul con apenas 20 años, en lo que fue su primer pase internacional. “Era un momento espectacular de mi carrera. Mario Carrillo me dejó en el banquillo al principio, pero enseguida me gané la titularidad. Había convertido un gol en Copa Libertadores (vs. The Strongest) y todo marchaba bien”, recuerda.
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Hasta que llegó una noche fatídica: la derrota 6-1 ante Fénix. “A partir de ahí empezó todo el desmadre. Fue el principio del fin”, dice. Según Baldi, el vestuario se quebró. “Dentro del grupo hubo fisuras que llevaron a que los extranjeros tuviéramos que irnos. Fue muy triste, porque siempre me enseñaron que en el fútbol la unión es todo, eso de ‘todos o ninguno’. Pero al final no fue así”.
Baldi solamente jugó 9 partidos en La Máquina (Imago).
La situación escaló cuando la directiva decidió ajustar los salarios. “Había jugadores que decían ‘todos o ninguno’, y al final se quedaron mientras los extranjeros nos fuimos. El único que tuvo el valor de irse también fue Almaguer”, relató.
Cuando la traición tocó su puerta
Baldi fue tajante al recordar esos días. “Mi sueldo no lo iban a tocar, Billy Álvarez quería que me reintegrara, pero yo dije: ‘solo si nos reintegramos todos’. Me mantuve firme con 20 años. Fue muy triste ver a jugadores de selección, con un pasar económico muy grande, volver a jugar como si nada, mientras otros quedaban al margen”, contó.
“Hubo una traición entre colegas”, agregó sin todavía nombrar a nadie. “En los momentos difíciles es cuando se ve la madera de cada persona. Algunos demostraron tener una madera bastante endeble. Cuando uno es humanamente despreciable, ya después no queda nada”.
Paco Palencia bajo la lupa
El ex delantero no esquiva nombres. “Palencia podría haber actuado de otra manera y no lo hizo. Tenía la espalda necesaria para hacerlo, y no lo hizo. Había jugadores con cuentas bancarias muy grandes que actuaron pensando solo en ellos. Me di cuenta de que a muchos nunca les importó el compañero de al lado”, señaló.
“Flavio Davino, por ejemplo, era muy amigo del Loco Abreu, lo invitaba a su casa y después dejó que lo echaran. Por suerte nunca más me los crucé. No me interesa rodearme de esa gente”, expresó con dureza.
Entre mates y libros, Baldi dio un vuelco en su vida.
Respeto a los que sí estuvieron
Baldi también guardó gratitud para algunos nombres. “El cuerpo técnico me trató con un respeto máximo, desde el profe alemán hasta Mario Carrillo y sus ayudantes”, destacó. “Recuerdo con cariño a Gilberto Jiménez, una persona adorable. Sé que hubo jugadores que se sintieron rehenes de la situación y no les gustó lo que pasó. Pero otros la armaron”.
Dentro del plantel, un referente se ganó su admiración total. “Almaguer demostró ser un señor, una persona con una endereza humana intachable. Melvin Brown era buen tipo, no pinchaba ni cortaba, pero Almaguer sí tuvo coraje. Fue un ejemplo”, señaló.
Un cierre con dignidad
Cuando la directiva le propuso seguir, Baldi lo rechazó. “Me querían mantener en el club, pero no me arrepiento. Estoy un poco más pobre, sí, pero puedo enseñarles a mis hijos que su padre fue una persona de bien”, reflexionó. “Hay jugadores de aquel plantel que no podrían mirarse al espejo”.
A más de veinte años, prefiere quedarse con los buenos recuerdos. “El mejor jugador con el que jugué fue Piñeiro. Y mis grandes amigos fueron Pablito Galdámez y el Loco Abreu. Con Galdámez seguimos en contacto, tengo recuerdos hermosos de esa época. Le decíamos ‘Tomasolo’ porque se quedaba con el mate media hora”, contó entre risas.
Sobre el fútbol mexicano, no duda: “El estadio Azteca me impresionó como ninguno. Jugué ahí contra Necaxa y perdimos, pero verlo desde la cancha era impresionante”. Y si pudiera volver atrás, lo haría igual. “No cambiaría nada. Solo me reiría más cuando decían ‘todos o ninguno’”, concluye.
