Pocas figuras tan polarizantes hay en el futbol mexicano como Guillermo Álvarez, presidente de Cruz Azul, quien en estos momentos es entre todos los máximos dirigentes de toda la Liga MX quien tiene más tiempo en el cargo. Su actualidad es más que complicada ante todas las acusaciones de corrupción.
El recorrido del directivo empezó en 1988 cuando asumió en el puesto, tomando el testigo de Joel Luis Becerril pero no fueron sus primeros pasos en el equipo pues estuvo ligado a la Cooperativa desde los 20 años pues su papá, Guillermo Álvarez Cuevas, fue por mucho tiempo presidente del club en una de sus épocas doradas.
Los logros no han faltado en su administración, pues bajo su mando se inauguró La Noria, lugar que hasta el día de hoy sirve como sede deportiva del club. Poco a poco la innovación se ha ido apoderando del lugar, siendo uno de los mejores recintos que tiene la infraestructura del futbol mexicano.
Pero polémica y Álvarez siempre han ido de la mano, tanto en su manejo con el equipo y en resultados deportivos pues su único título como presidente fue en 1997, casualmente el último en la historia de Cruz Azul. Suma también una Concachampions y una Copa MX.
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Entre tanto, Álvarez enfrenta quizá su momento más complicado ante una investigación gubernamental cuyas consecuencias esquivó el equipo pero que lo pueden perjudicar a nivel personal.