Entre sonrisas gigantes de sorpresa, e incluso llanto de felicidad, los aficionados exponen su admiración hacia el hombre que está sentado al fondo de la tienda, con el jersey del equipo de sus amores, que él mismo califica como “precioso” y su apellido en el dorsal: Giménez 10.
Apenas dieron las 17:00, la hora de la cita, y puntual como ninguno llegó a la firma de autógrafos un aficionado muy especial. Arturo Torres, es un viejo y muy querido conocido de Christian Giménez, tiene 15 años, pero más de media vida ha sido admirador del Chaco.
Con él llevaba un recuerdo muy especial, uno de esos mágicos de la infancia que se atesoran en la memoria para siempre: Una foto al lado de Christian Giménez, ambos vestidos con la playera de Cruz Azul, hace nueve años, cuando Chaco recién llegaba al club y Arturo todavía era más niño.
El ex jugador cementero no dudó en abrazarlo y firmarle la preciada fotografía. “No sabes lo que significa para él”, lanzó con emoción su abuela, su compañera de aventuras y a quien Arturo “obliga” a vestir sus colores, ambos siempre con la playera de La Máquina.
Parecía que lo veía por vez primera. Su sonrisa lo decía todo.
Arturo Torres es un claro ejemplo de lealtad, se nota la emoción en sus ojos cuando asegura: “Chaco es un ídolo incomparable”, y también es un ejemplo de fortaleza, es bailarín y así como su playera firmada por Giménez, presume las medallas que ha ganado compitiendo en las paraolimpiadas.
Prueba irrefutable de que los sueños se cumplen, los sueños que te da el futbol, o el baile, o cualquier otra pasión. Arturo nunca dejó de sonreír y con él se llevó un recuerdo más para atesorar, detrás de él, empujando su silla de ruedas, va su abuela. Siempre juntos, agradecidos y felices.