Cruz Azul ganó en su fría visita a Canadá ante el Forge FC en lo que fue la ida de los octavos de final de Concachampions. Con un gol en solitario de Rómulo Otero a la media hora de la primera parte, los cementeros dejaron casi sellado su pase a la próximo ronda ante un rival con muchas limitantes.
El partido empezó áspero, feo, en donde casi no pasaba nada. El frío de Canadá también enmudeció a las gradas, en donde solo de vez en cuando se escuchaba un “Azul, Azul” de los fanáticos de La Máquina que se hicieron presentes. Sin casi llegadas ni jugadas de peligro, el ‘Escorpion’rompió la monotonía con un tiro desde más de 20 metros.
El mediocampista venezolano se estrenó como goleador con la ‘especialidad de la casa’: la pelota parada. Su disparo se entrecruzó con el viento y el balón hizo un raro que descuadró al portero, quien se vio retratado en un balón que pudo haber controlado. Con la ventaja mínima, los celestes se hicieron dueños del encuentro hasta que el árbitro pitó el final de los primeros 45′.
Poco más y a definir en el Azteca
Los cementeros se sabían muy superiores desde el inicio, pero en el complemento esta realidad fue más latente. El balón solo estuvo del lado de los locales -pero en posición de los visitantes- mientras que Sebastián Jurado fue un testigo VIP en toda la segunda parte. Otero lo siguió intentando con cobros de esquina en los que en más de una vez pensó en un gol olímpico.
De allí en más el juego se fue desarrollando con un Cruz Azul que no quiso hacer más daño. La victoria por la mínima pareciera un colchón lo suficiente amplio para cerrar la llave en el duelo de vuelta que se jugará en el Estadio Azteca.
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