El Estadio Azul abría nuevamente sus puertas para recibir a los pocos aficionados que se dieron cita en el coloso de Insurgentes. Las calles lucían como en un día normal, sin tráfico, sin reventa y con algunos autobuses de los que descendían aficionados provenientes de Ciudad Cooperativa Cruz Azul, Hidalgo. Los vendedores ofrecían los típicos sellos en la cara, los muñecos de peluche que son gorra a la vez, y las camisetas no originales de los dos equipos considerados como “hermanos”: Cruz Azul y Pachuca. Los dos grandes del estado de Hidalgo se verían nuevamente las caras en una semana en la sonaro declaraciones fuertes como las del entrenador de los Tuzos, Efraín Flores, quien señaló la grandeza de Cruz Azul, pero mencionando que ésta se encuentra sustentada por los recursos económicos del club. Independientemente de las declaraciones del estratega hidalguense, los aficionados poco a poco comenzaron a ocupar sus respectivos lugares. La afición del Pachuca no superaba los 150 hinchas, mientras que en la cabecera local, los cánticos comenzaron a escucharse en el momento en que Cruz Azul saltó a la cancha. Un partido en el que existieron diversos matices entre los seguidores azules, entre los que destacan el silencio que provocó el gol por parte de Ayovi para la causa Tuza. A lo lejos, se alcanzó a escuchar la frase “ya empezamos mal como siempre”, por parte de uno de los asistentes al encuentro que apoya a La Máquina. Los gritos de alegría llegaron cuando Emanuel “Tito” Villa dio el empate que regresó la esperanza a la causa local. A pesar de que los dirigidos por Meza jugaron con un futbolista de más, la gente presenciaba un partido en el que las recriminaciones hacia entrenador y jugadores no se hicieron esperar, pues argumentaban que el equipo no aprovechaba la ventaja de jugar once contra diez. A punto de finalizar el partido, el debut de Francinilson Santos “Maranhao”, fue causa de aplausos y frases de apoyo hacia el brasileño. La barra Sangre Azul, dedicó sus cantos al nuevo integrante cementero. Después de los 5 minutos agregados por parte del árbitro central, los aficionados de ambos equipos, entre reclamos y rechiflas, comenzaron a abandonar el recinto, el “Templo Azul”, como muchos seguidores lo llaman. Por Rocío Yelitza.