“Quiero llegar y dejar una huella”, fueron las primeras palabras de Guillermo Fernández al llegar a México como uno de los refuerzos de lujo de Cruz Azul. No lo logró, pero la afición lo quiere y ya lamenta su posible salida, pues tenía la esperanza de ver su mejor versión en el Clausura 2020.

Su debut con La Máquina fue en un partido en el que se disputaba un trofeo: la Supercopa MX, en julio de 2019, entró al minuto 86 y alcanzó a festejar el 4-0 con el que obtuvo su primer título fuera de su país, donde recién unos meses atrás se había consagrado como Campeón de la Superliga Argentina con Racing.

Esa fue su carta de presentación con el conjunto cementero: una de las piezas claves de EduardoCoudet en el heroico título de la Academia. Una inyección de ánimo para un equipo que hace 22 años no es campeón de Liga; la esperanza de un nuevo “10” que hiciera la diferencia, luego del gran vacío que dejó el capitán Christian Giménez y que nadie ha podido llenar.

Pero en un sólo torneo le fue imposible. Apenas disputó 12 encuentros en la Liga MX y en sólo cuatro de ellos fue titular; no logró estremecer las redes ni una sola vez y sólo pudo registrar una asistencia.

Tal vez le faltó más tiempo en la cancha, pues no terminó por convencer a Pedro Caixinha (ex DT), sin embargo, sus habilidades son incuestionables: a sus apenas 28 años es un jugador de gran experiencia; un medio que luce y ofrece su mejores cualidades como interior por derecha, con la capacidad de quitarse rivales para profundizar gracias al gran manejo de balón que lo caracteriza, y hasta una que otra ‘pinturita’ que se dio el lujo de firmar como cementero, algún taquito, un sombrerito o uno que otro drible que puso de pie a más de uno.

La alegría con la que portó la camiseta celeste siempre será recordada, su ímpetu para defenderla y el coraje que dejó en cada uno de los encuentros que disputó. Nadie quisiera que se vaya de Cruz Azul, ni el mismo Cruz Azul lo tenía contemplado, pues ‘Pol’ libró la lista de transferibles como muestra de una nueva oportunidad que le brindaba el cuadro mexicano.

Pero un gigante de Argentina le coquetea y pocos pueden resistirse a vestir la camiseta de Boca Juniors, ahí está Iván Marcone como el último ejemplo.

Si ‘Pol’ se va, será una baja muy sensible para el equipo y para la afición, tal vez no por lo que dio, sino por la esperanza de lo que podía dar: un jugador con todas las características para ser el 10 que tanto anhela Cruz Azul.