Quien fuera una de las grandes promesas de la cantera cruzazulina se encuentra sin trabajo y entrenándose en sus rumbos, a la espera de una decisión. Tigres dejó de pagarle por una lesión. César Villaluz es hoy motivo de disputa entre dos clubes, pero no porque Tigres y Jaguares reclamen la propiedad de sus derechos, sino porque ambos aseguran que el jugador no les pertenece.
Miembro de la primera Selección Mexicana Campeona del Mundo, con la Sub-17 del 2005, el que fuera mediocampista y promesa de Cruz Azul, ha vivido un “vía crucis” a partir de una fractura que derivó en conflictos directivos que incluso le han impedido enrolarse con otros clubes, más allá de los felinos regiomontanos y chiapanecos, de ninguno de los cuales hoy percibe un sueldo.
Actualmente entrena por su cuenta, vuelve a vivir por sus rumbos de la Colonia Guerrero, donde trota, hace gimnasio y “pelotea” para no perder las facultades que en su momento le llevaron a ser considerado uno de los jóvenes con más potencial en el futbol mexicano.
“Prácticamente estoy como desempleado porque no me está pagando ni uno ni otro, es como si tuviera dos opciones, pero al final ninguna de las dos”, expresó en entrevista telefónica.
“Es un problema de directivas que a uno lo dejaron en medio, porque tienen que solucionar ellos para ver dónde voy a quedar yo, si me quedo en Jaguares o me quedo con Tigres, no sé, pero en lo que ellos deciden yo ahorita estoy parado”.
Los derechos de Villaluz fueron vendidos por Cruz Azul a partir del Clausura 2012 al San Luis, franquicia convertida en el nuevo Jaguares a mediados del 2013. El 3 de octubre siguiente a su fichaje con los potosinos, un día después del séptimo aniversario del título con la Sub-17, sufrió una barrida de Jesús Molina durante un partido contra América que derivó en fractura de tobillo.
A fines de ese 2012, en medio de la rehabilitación, trascendió un intercambio con Francisco Acuña para ser enviado a Tigres, algo que no confirmó la Directiva universitaria.
Fue hasta mediados del 2013 cuando el Presidente del club, Alejandro Rodríguez, aceptó que existía tal intercambio, pero que el jugador no se quedaría en el equipo por no considerarlo todavía rehabilitado.
Sin embargo, mientras Tigres lo rechazaba, en San Luis aseguraban que estaba sano, y por ello permaneció con los potosinos. La última vez que tocó un balón en Primera División fue en septiembre del año pasado con ese equipo.
Villaluz volvió a sentirse Tigre en el último diciembre, pero los del Norte le dijeron nuevamente que “no”.”Había una cláusula de que yo tenía que estar bien para que yo pudiera ir a Tigres. En julio (del 2013) los doctores de Jaguares me dijeron que estaba bien y los doctores de Tigres dijeron que estaba mal, entonces ahí se recorrió el tiempo hasta el diciembre que pasó”, agregó el jugador.
En el último mercado invernal, ambos cuadros habían acordado recabar una opinión médica neutral, que de resultar satisfactoria, llevaría a Villaluz a Tigres.
“En julio me decían que faltaba que consolidara el hueso, que estaba como a un 70, 75 por ciento y faltaba que se rellenara, ya en diciembre salió que ya estaba bien, pero mi representante tuvo contacto con Tigres, y ya Tigres no me quiso respetar el contrato que tenía porque a mí me quedaban seis meses de contrato con Jaguares”, agregó.
CONTEMPLA LLEGAR A FIFA
Villaluz ya no es siquiera representado por Eduardo Hernández, quien es agente de figuras como Javier Hernández y Carlos Vela, por lo cual ahora el caso del volante lo lleva un abogado que le recomendó no aceptar la propuesta de entrenar con el equipo de la Comisión del Jugador para no dar pie a interpretaciones legales que pudieran afectarle.
Últimamente ve el futbol mexicano por televisión, siendo que en el último Régimen de Transferencias hubo equipos interesados por él como Atlante, Puebla, Querétaro,Xolos, Morelia y Atlante.
“Se siente como desesperación de no poder estar ahí, siendo que también tuve opciones para poder estar en algunos otros equipos y al final no pude estar en ninguno por esta situación”, lamentó.
Con la opción de acudir ante la Comisión de Controversias o incluso con FIFA, Villaluz quiere, a sus 25 años de edad, un regreso a la altura de las expectativas que creó durante su etapa como cruzazulino.
“Ahorita estoy tranquilo, pero pasa el tiempo y pasa muy rápido, y sí, uno piensa ¿qué va a pasar, si voy a seguir jugando o eso, qué es lo que se tiene ahorita que hacer, buscar opciones para el siguiente torneo, si ellos van a resolver sus problemas antes, o todavía va a seguir?”, expresó.
FUENTE: MedioTiempo.