Luego de tres temporadas, Cruz Azul volverá a jugar una nueva edición de la Concachampions, la cual fue rebautizada para ahora llamarse Concacaf Champions Cup. El equipo cementero siempre es muy respetado en esta competencia, dado que la ganó en seis ocasiones y es el segundo que más veces lo logró.
Su debut será ante el desconocido Real Hope, un modesto equipo de Haití que está cumpliendo un sueño hecho realidad. Así lo contó un ex futbolista del club como Juan Carlos Narea, delantero venezolano que ahora dio un giro en su vida y practica futbol playa. “Ya tengo cuatro años jugando al fútbol playa y pertenezco acá a la Selección de Venezuela y estaba un poquito apartado de las canchas de fútbol en ese momento”, comentó para Vamos Azul.
No fue fácil su camino dentro del campo de juego, en donde lastimosamente la liga haitiana no tiene una vidriera que pueda ser trampolín hacia otros equipos, y justamente por eso trata de mantenerse en forma en otra adaptación del deporte: “Sigo a la espera de tener un llamado y volver al futbol de campo”, nos comentó entusiasmado con sus 30 años a cuestas.
Pero así como el da pelea día a día también hace lo propio el Real Hope, quien por primera vez jugará este campeonato. “Para ellos es la gloria, porque de verdad que era un sueño que se les logró. Competir con Cruz Azul, que es un equipo que tiene un nombre muy grande y es un equipo grande en todo lo que es el fútbol mundial sin dudas entusiasma mucho”.
Se lo nota risueño, como anhelando de cierto modo poder estar aunque sea un ratito dentro del campo ante la Máquina, pese a que ya hace tiempo se alejó del equipo. No fue tanto por una cuestión futbolística lo que lo llevó a hacerlo, sino más bien todo el contexto social que atormenta a Haití permanentemente.
“El país está en una situación muy fuerte, no tienen un estructura buena para recibir a ningún equipo que sea de afuera, entonces la competencia se jugaba en Jamaica cuando yo estaba allí. Yo desconocía de cómo estaba el país y todo eso y tuve que irme a los tres meses para cubrirme las espaldas”, expresó.
Justamente sobre esas condiciones abordó también Narea, en donde tanto él como otro compatriota venezolano no la tuvieron fácil para adaptarse al grupo, dado que el francés es el idioma predominante. “La situación en Haití desconocía la realidad de los compañeros, porque nosotros vivíamos en otro lugar“.
“Hasta teníamos un guía por el idioma y convivíamos con ellos solamente entreno juego, entreno juego, y poco conocíamos así la realidad de su día a día, porque a ellos se les hacía difícil comunicarse con nosotros, entonces por ahí eran por algunos mensajitos de lo básico, de la rutina diaria”.
“El salario de ellos creo que era para lo básico, y en el caso de nosotros era un poquito diferente, porque ya teníamos un acuerdo ahí con la directiva… entonces vivíamos aislados, no vivíamos la realidad del país, que es una situación bastante complicada como lo sigue siendo en este momento”.
¿Con qué puede encontrarse Cruz Azul?
“Cruz Azul es uno de los grandes del continente, tiene su nombre ya bien hecho y una liga superior a la de Haití, pero el equipo de Real Hope son unos chicos que la luchan, están bien preparados, porque salen de su país con el hambre de gloria y de lograr cosas importantes para su familia, logros personales”, advirtió de cierto modo al cuadro mexicano, en donde la confianza no debe dejar que se relajen.
En cuanto al recibimiento rival, Narea no vislumbra hostil para el celeste sino que todo lo contrario: “Por la magnitud del rival, en este caso cuando Cruz Azul vaya para allá (República Dominicana) puede ser una locura, incluso hinchas de otros equipos, por qué no presentes en el estadio, eso seguramente pasará”.
Como antes se menciono, Juan Carlos Narea sueña todavía con un llamado salvador que lo devuelva al fútbol profesional, dentro del verde césped: “Me estoy manteniendo para otra oportunidad. Acá no he contado con agentes y por eso se complica un poquito la cosa. Gracias a Dios estoy bien físicamente, cero lesiones, que es lo más importante para un futbolista y esperando que Dios me abra una puerta“, concluyó.