En la historia de Cruz Azul pasaron una enorme cantidad de futbolistas con una mochila plagada de sueños, aunque claro que no todos han podido llevarlos a cabo. Tal es el caso de un talentoso mediocampista que, tras un paso fugaz por el equipo, encontró su verdadero hogar al otro lado del planeta.

Nos referimos a Marcelo Carrusca, quien en la temporada 2008/09 llegó a La Máquina desde el Galatasaray turco. Las expectativas eran altas, pero al padecer una mala forma física solamente tuvo 14 apariciones entre la liga local y la Concachampions, con un modesto registro de un gol y 4 asistencias.

En una entrevista exclusiva que mantuvo para Vamos Azul, el argentino rememoró su estadía en el cementero y todo lo que lo impresionó de la Liga MX.
Tuve un sabor amargo obviamente por cómo terminó todo. Los primeros seis meses la verdad que fueron de menor a mayor”, comenzó diciendo.

“Tuve buenos compañeros, teníamos un muy buen equipo y un técnico increíble como Benjamín Galindo, que me enseñó un montón de cosas también. Lamentablemente tuve la mala suerte de romperme la clavícula cuando estaba en mi mejor momento jugando la Concacaf en Estados Unidos, y bueno, tuve la mala suerte de encontrarme con médicos en México que cometieron muchos errores y eso me perjudicó“, acusó.

“Lamentablemente los últimos seis meses no pude jugar y también me tuve que volver a Turquía. Me quedo con lo bueno que fue conocer muchas buenas personas, futbolísticamente obviamente no me fue como yo quería”, sentenció sobre su estadía en México. Sin embargo, dejó una declaración rimbombante.

Al ser consultado sobre la mejor afición del país o bien la que más le sorprendió, eligió a la del clásico rival. “La hinchada que a mí más me impresionó fue en el Estadio Azteca, que fue mi último partido en México y jugamos contra el América. Estaba Sebastián Domínguez me acuerdo (otro argentino) y nada, fue increíble también mirar para arriba y jugar en ese estadio con la historia que tiene, fue inolvidable“.

Marcelo Carrusca durante el Clásico Joven en septiembre del 2008 (Jam Media).

Por otro lado, recordó a dos exjugadores de Cruz Azul con los que formó una buena relación, pero destacando sus virtudes. “Tuve varios compañeros buenos y de mucho nivel, había dos paraguayos que yo los conocía un poco: uno es Cristian Rivero, que me sorprendió cómo jugó jugaba, un jugador de selección.

El otro era Carlos Bonet también, yo ya lo conocía porque jugó tres mundiales con Paraguay. Esos dos ahora se vienen a la cabeza, que marcaban la diferencia en nuestro equipo, y son dos muy buenas personas también, todavía estoy en contacto con ellos. creo que eran de los mejores de nuestro equipo”.

¿Qué hace hoy en día Marcelo Carrusca?

El surgido en Estudiantes de La Plata ha encontrado una nueva pasión en la enseñanza del deporte: dirige su propia academia de fútbol, un proyecto que inició seis años atrás mientras aún jugaba profesionalmente. “El año pasado Adelaide se me acercó y me ofreció trabajar para ellos, comprarme mi academia y empezar a desarrollar las academias del club, que no tenía nada en ese momento”.

“Solamente algunas ‘school holidays’ que se les dice acá en las vacaciones de los colegios siempre hacíamos algo juntos, pero nada más, era cuatro veces al año. Me ofrecieron esos cinco años de contrato, trabajar y volver al club. Para mí era lindo volver al club de nuevo, ser parte de la institución que estoy tan agradecido con ello, que me dio la oportunidad de venir acá”.

Carrusca dejó una huella imborrable como futbolista del Adelaide United, algo que le permitió regresar en otro rol (Jam Media).

Soy el que maneja las academias, todos los programas que tenemos de los chicos de 5 a 15 años, íbamos creciendo día a día. También, cuando me retiré, me ofrecieron ser el director de fútbol de un colegio de acá de la ciudad que es muy conocido, se llama Christian Brothers College y estoy hace casi 5 años atrás ya“.

“Todavía sigo siendo el director de fútbol ahí, tengo eso como un trabajo durante las mañanas. Además tengo un programa que lo creamos con un psicólogo y una maestra que se llama ‘Positive Me‘, con el fin de trabajar la psicología en los chicos de 5 a 12 años y ayudarles, educarlos por el fútbol y tratar de que se desarrollen con una mejor mentalidad, que puedan aprender también cuando estén jugando al fútbol, lecciones que nos da la vida también”.

“Es es un poco añadir a lo que nosotros estamos siempre acostumbrados en los clubes, que siempre se habla de esas cuatro patas de la mesa, que es la parte física, técnica, táctica y psicológica. Y para mí esa cuarta es la más importante. Vimos que no había programas en eso y yo con mi carrera sufrí bastante por no tener esa mentalidad que me hubiese llevado a otro nivel en lo futbolístico”, cerró.