Nadie se imaginaba el baile que Cruz Azul le iba a propinar al Vancouver Whitecaps en el primer tiempo de la final de Concachampions. En tan solo 45 minutos le pudo anotar ¡CUATRO GOLES!, uno mejor que el otro. Todo comenzó gracias a Ignacio Rivero, el gran goleador celeste en la temporada.

Poco tiempo después, otro mediocampista como Lorenzo Faravelli estiraría las ventajas con un remate desde fuera del área, para la tranquilidad local. Nunca hubo un intento de rebeldía por parte del rival, quien luego vio pasar el gol de Ángel Sepúlveda, el cual llegó a ocho gritos en la presente edición.

La frutilla del postre la colocó Mateusz Bogusz en esa primera mitad, luego de perfilarse para su pierna más hábil, rematar a portería y dejar al arquero japonés sin reacción alguna. Esto sucedió en su regreso a la titularidad con La Máquina, pero también se le abrió el arco tras casi tres meses de total sequía.