Nadie es favorito ante el Real Madrid, tampoco lo fue Cruz Azul ese 16 de diciembre del 2014 en el que estuvo apunto de revertir lo que en un principio todos presagiaban. Fue en la semifinal del Mundial de Clubes en el que La Máquina, dirigida por Luis Fernando Tena, se enfrentó al todopoderoso Real Madrid de Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos, Iker Casillas y compañía.
El partido comenzó como decían los pronósticos: con un Real Madrid al acecho que convertía a Jesús Corona en figura. Los celestes resistían de la mano de su guardameta mientras Joao Rojas se ‘comía’ por la banda derecha a Marcelo y generaba ataques esporádicos para los celestes. Pero al cuarto de hora de juego, Sergio Ramos abrió el marcador tras el cobro de un tiro de esquina; apenas 20 minutos más tarde, Karim Benzema ponía el 2-0 en el marcador.
Dicen que en el fútbol no hay resultado más engañoso que el 2 a 0. Y a eso se aferró Cruz Azul que vio despertadas sus esperanzas cuando Sergio Ramos derribó a Mariano Pavone dentro del área y el silbante del encuentro no dudó en marcar la pena máxima. Gerardo Torrado fue el encargado de tirar, pero se encontró con el incólume Iker Casillas que despejó el balón y con el las esperanzas cementeras.
“El Cruz Azul tuvo la oportunidad de acortar distancias con el penal, pero Iker Casillas hizo una gran parada. El partido quedó visto para sentencia en la segunda parte”, dijo Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, al término del encuentro.
En el segundo tiempo el dominio de los de Ancelotti se hizo más palpable y terminaron por redondear una goleada de 4-0 gracias a los tantos de Bale e Isco. El penal fallado por Torrado fue un golpe anímico al equipo, tanto que llevó a Cruz Azul a perder el siguiente encuentro, por el tercer lugar, ante el Auckland City de Nueva Zelanda por 4-2.