Cuando Guillermo Fernández se tituló campeón con Boca Juniors en la Superliga argentina, sus primeras palabras tras coronarse estuvieron dirigidas a Cruz Azul: “Me quiero quedar aquí”. La frase era un secreto a voces en las oficinas de La Noria, conscientes de que la etapa de Pol como celeste caducó apenas a los seis meses de su llegada. El problema vino después del alirón xeneize: las pretensiones de La Máquina estabanmuy lejos de las ofrecidas por Boca, y con varios jugadores de por medio, la situación pareciera que cayó en punto muerto.
Fue el propio Juan Román Riquelme que extendió el mensaje de Pol a los medios en Argentina: “Nos queremos quedar con el”, expresó el vicepresidente del club argentino en el regocijode la celebración. El primer acercamiento entre los clubes para negociar fue tan áspero que duró escasos minutos: Cruz Azul se remitía a la cláusula del mediocampista (4 millones de dólares), mientras que Boca empezó a divagar con sus alternativas.
Primero se habló de Iván Marcone, denegado desde el principio por los celeste. Con semanas de tensa calma, luego se ofreció a Jan Hurtado, delantero venezolano, quien tampoco contó con el visto bueno de los jerarcas cementeros. Al final, desde Buenos Aires se trataba de incluir jugadores que abarataran el precio de la operación. Atentos a la estrategia, Cruz Azul movió sus fichas y puso el nombre de Carlos Izquierdoz.
En los medios argentinos la información se hizo eco a las pocas horas de su publicación, y desde La Bombonera enviaron un mensaje claro: ni préstamo ni moneda de cambio, Izquierdoz sale solo si compran su pase. Esta negativa fue el último quiebre entre las directivas. Desde La Noria se quiere un defensor de perfil zurdo, pero no cuentan con efectivo para afrontar el gasto; y desde Boca se quieren quedar a Pol, pero no quieren dejar ir a su segundo capitáncomo trueque en la negociación.
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El tiempo ha seguido su curso y los contactos están paralizados. El préstamo de Pol vence en diciembre, y de no concretarse nada, tendría que volver a México, situación a la que no se espera llegar por ninguna de las partes. A día de hoy sigue sin haber un acuerdo firme ni se avizora una posible resolución; mientras, Cruz Azul sigue entrenando, y con la cuarentena de tres meses en el país suramericano, nadie sabe nada de Pol.