Poco a poco, los aficionados de Cruz Azul comenzaban a llegar al coloso de la colonia Nochebuena. Un equipo de policías de la Secretaría de Seguridad Pública informaba a los asistentes las nuevas medidas de seguridad adoptadas luego del incidente ocurrido en el Territorio Santos Modelo. Por su parte, los 50 aficionados de Morelia, ingresaban en la cabecera de visitante con cánticos en apoyo al equipo dirigido por Tomás Boy. 32 grados centígrados marcaba el termómetro, y así dio inicio el encuentro que traía dentro de sí, el morbo provocado por la bronca que se suscitó el torneo pasado entre estas dos escuadras. Durante los primeros minutos, la hinchada cementera comenzó a meterse con el portero Yosgart Gutiérrez, a la vez que coreaban el nombre de José de Jesús Corona, quien observaba el encuentro desde la banca. El intenso calor, aminoró un poco el ambiente y los gritos, ya que la gente comenzó a cubrirse de los intensos rayos solares. Sin goles, el árbitro pitó el final del primer tiempo. Durante la segunda mitad, y ya con un clima menos caluroso, los azules aplaudían las llegadas que los delanteros como Emmanuel Villa, realizaban contra el arco de Federico Vilar. Así mismo, y gracias a las atajadas del arquero Gutiérrez, los azules cambiaron de opinión y comenzaron a corear el ya tradicional ¡Portero!, ¡Portero! Al filo de la butaca, la gente se ilusionaba con la posible anotación de Cruz Azul, quien estuvo encima del rival, pero la tarde se le vino a los locales a pocos minutos de terminar el encuentro, gracias a la anotación de Joao Rojas, quien le dio los tres puntos al equipo de Monarcas. Con esto, la afición celeste comenzó a abandonar el Estadio Azul, en una tarde donde la Máquina se descarriló. Por Rocío Yelitza.