La temporada 1971/1972 de la Liga MX siempre será recordada por un nombre: Octavio Muciño. El apodado ‘El Centavo’ fue el héroe de aquel certamén al anotar dos de los cuatro tantos con que Cruz Azul se impuso al América en la gran final. Tras su muerte violenta en Guadalajara, pasó el umbral de los mortales y se convirtió en leyenda. Hoy en Vamos Azul recordamos a uno de los futbolistas más importantes en la historia cementera.

Su vida estaba destinada a jugar con Cruz Azul. Nació un 14 de mayo de 1950 en Jasso, Hidalgo, lo que hoy es la Cooperativa Cruz Azul. Desde pequeño mostró maneras con el balón, y su apodo se remonta a los años de su niñez. Acostumbrado a jugar con niños mayores, se empezó a conocer como ‘Centavito’ a ese niño delgado con mucho ímpetu que le hacía frente a cualquiera del barrio.

El Centavito celeste

Entró en las fuerzas básicas del club cementero después de breves pasos por equipos pequeños de la localidad. Debutó con la playera celeste un 2 de noviembre de 1969 ante el Monterrey, y su primer grito de gol con La Máquina llegó 3 de enero de 1971.

Desde su llegada se convirtió en referente. Su carisma, tanto dentro como fuera de los terrenos, lo hizo uno de los preferidos de la afición cementera cada domingo. Formó una dupla letal junto a Fernando Bustos, y bajo el mando de Raúl Cárdenas, vivieron una de las épocas doradas en la historia de Cruz Azul.

Centavo campeón

Consiguió el título de México 70, cita especial ante la inminencia del Mundial de Futbol. Ganó los campeonatos de la Liga en las temporadas 1971/1972 y 1972/1973. Aún pululan en la memoria de los aficionados sus dos tantos al conjunto americanista en la finalísima de la campaña 71/72.

En la temporada 1973/1974fue vendido a Chivas de Guadalajara, equipo que lo venía sondeando desde tiempo atrás en las concentraciones de la Selección de México. Con los del Rebaño disfrutó poco tiempo antes del desenlace violento que terminaría con su vida y conmocionaría a todo el mundo del futbol local.

Trágico y violento final

En el local ‘Carlos O’Willys’, meca de la noche tapatía en aquella época, El Centavo vivió sus últimas horas después de una riña que acabaría con su vida. Una discusión que empezó de palabrascon otro de los comensales del lugar, terminó en una trifulca penosa que fue controlada por el personal del local.

Calmados los ánimos, el agresor fue expulsado del restaurante y esperó al futbolista en plena calle. Al salir Muciño junto a sus acompañantes, se encontró al que sería su asesino instantes después, con quien intentó hacer las pases. Sin palabras de por medio, el hombre sacó una pistola y le propinó tres disparos al excementero.

Lo que pudo haber sido…

Hombro, tórax y cabeza fueron los objetivos de los tres impactos de bala. Con El Centavo agonizando en mitad de la acera, varios intentaron detener al disparador, quien huyó en un auto lujoso a toda velocidad. Poco después se supo de las influencias de la familia del asesino, cuyos rumores lo hacían en Europa tras elhecho para evitar su detención.

Tras tres días convulsionando en una clínica de Guadalajara, y con todo el país en vilo por el estado de salud del jugador, Octavio Muciño moría a los 24 años de edad y dejaba en el aire una interrogante imposible de contestar: ¿habría sido uno de los mejores delanteros mexicanos de la historia?