Aunque todavía no es oficial, la posible salida de Cruz Azul del Estadio Azul ha generado gran revuelo entre la afición cementera. No obstante, más allá de las especulaciones, se dieron a conocer los verdaderos motivos por los que la directiva habría tomado esta decisión.
Y es que, en un reportaje que la revista Proceso, en su edición digital, nombró “Por abusos y maltratos, Cruz Azul y Atlante huyen del estadio Azul” se dio a conocer que las negociaciones con la familia Cosío, propietaria del estadio, se habrían estancado debido a la negativa de flexibilizar las condiciones del contrato.
Y es que, a pesar de generar ingresos millonarios gracias a la presencia de Cruz Azul en el Estadio Azul, los Cosío se habrían negado a reducir las comisiones que cobraban por conceptos como la venta de boletos, alimentos y bebidas, las cuales ascendían a un exorbitante 40% de los ingresos totales, según la misma fuente.
“Una fuente del club cementero cercana a las negociaciones revela que no se pudo llegar a un acuerdo con la familia Cosío porque no mostraron ningún interés por ajustar las comisiones que cobran por la venta de boletos, alimentos y bebidas, que en su conjunto ascienden al 40 por ciento de los ingresos que genera el equipo por jugar en esa sede“, publicó el medio este jueves.
Los dueños del Azul se habrían negado a remodelarlo
Por si fuera poco, además de las altas comisiones, otro factor determinante para buscar la mudanza fue el pésimo estado de las instalaciones del Estadio Azul. Y es que, a pesar de ser uno de los estadios más antiguos de México, inaugurado en 1946, y del regreso de La Máquina, los Cosío nunca invirtieron en su remodelación.
Esta situación se agravó aún más cuando se conoció que el inmueble de la Ciudad de los Deportes no cumplía con los requisitos establecidos por la Concacaf para albergar partidos de la Copa de Campeones. Esto obligaría al equipo comandado por Martín Anselmi a buscar una sede alterna para disputar sus encuentros internacionales.