La década del ’70 es una de las más exitosas en la historia de Cruz Azul, en donde supo ganar varios campeonatos a nivel local y marcar un claro predominio ante sus rivales. Lógicamente se recuerdan a varios de sus protagonistas que hicieron posible dicho éxito, y uno de ellos es el recordado Octavio Muciño.

Goleador de raza, disputó un total de 128 partidos con el jersey cementero, en donde anotó nada menos que 63 goles y dejó 40 asistencias. Sin embargo, en la temporada 1973/74 dejó el equipo para sumarse a las Chivas de Guadalajara, en donde todo marchaba bien hasta que el destino quiso lo contrario.

A la salida de un bar, Muciño protagonizó un altercado con otro hombre y todo se salió de control, recibiendo tres balazos que acabaron de su vida. La conmoción en México fue total, dado su nivel de fama y por sobre todas las cosas, lo buena persona que era. Sobre todo esto habló su hijo, Octavio Mauricio Muciño Valdez.

Tenía un año tres meses cuando ocurre la tragedia de mi padre, que fue el 3 de junio de 1974, por lo que están por cumplirse los 50 años luctuosos de mi padre. Fíjate que yo voy asimilando todo esto a la edad de 6 o 7 años. Es cuando me voy enterando poco a poco de la situación, de cómo se pasaron las cosas”, expresó en diálogo con ESTO en Línea.

“Fue tan difícil la tragedia que me mandan a vivir con mis abuelos paternos. A esa edad mi madre toma la determinación de llevarme con mis ellos, y me mandan a Ciudad Cooperativa Cruz Azul Hidalgo. Mis abuelos se hacen cargo de mí y obviamente quedaron como si fueran mis padres, tanto mi abuela Genoveva Valdez Cruz como mi abuelo Roberto Muciño Martínez”, agregó.

La versión sobre la muerte de Muciño

Él llega a este restaurante bar (en Guadalajara) con algunos amigos, y en esa mesa estaba esta persona que hizo cobardemente el asesinato a mi padre. “Llegaron a discutir, se hicieron de palabras, y como mi papá era un deportista, obviamente físicamente estaba muy fuerte. Entonces llegaron a las palabras y ahí se hacen de algunos golpes, y los separan.

Muciño dejó su huella en el cementero.

“Sacan del lugar a esta persona, pero se queda afuera a esperar a que mi padre salga. Cuando él sale del lugar y se da cuenta que está ahí, mi padre quiso hacer las paces, para que todo estuviera normal, pero lo recibió con una pistola, de la cual le mete tres balazos. El impacto letal fue en la cabeza, que todavía mi padre duró dos días en el hospital y ya falleció el 3 de junio de 1974″, esbozó para el medio citado.