Cuando acabe este COVID... Hacía falta un partido de esta magnitud. Después de más de un año con gradas vacías, el TSM Corona se vistió de gala para albergar la ida de la final de un Guardianes que a punto está de subir el telón. Con un acto protocolar de primer nivel, y una afición que se volcó para animar a ambos conjuntos, el encuentro entre Cruz Azul y Santos Laguna fue un preámbulo de lo que será la Liga MX cuando el virus mundial nos deje en paz en un futuro.

El encuentro inició con la intensidad que se amerita en una final. Sin espacios y con mucho roce en el medio del campo, no hubo un dominador claro en los primeros compases del compromiso. Al minuto 8' Otero lo intentó desde fuera del área pero su disparo se fue lejos; un minuto después, Corona volvería a ratificar su gran estado de forma y sacaba un disparo de Aguirre que se colaba por la escuadra.

 

La respuesta de Cruz Azul no se hizo esperar, y Pol Fernández al minuto 10' daba el primer aviso. Tras los primeros 20' minutos, Santos se veía incapaz de sobreponerse a una disposición táctica férrea que planteó Juan Reynoso. La idea parecía clara: no perder en estos primeros 90' y rematar en la vuelta.

Acto protocolar en la previa del encuentro (Imago 7)

Acto protocolar en la previa del encuentro (Imago 7)

Jonathan Rodríguez a punto estuvo de convertirse en el 'Man of the match' después de que intentó una chilena al minuto 34' pero una gran estirada de Carlos Acevedo privó a los celestes de irse al descanso con la ventaja en el marcador.

Segundo tiempo

La segunda mitad siguió con la misma tónica de la primera. Ambos conjuntos jugando a lo suyo: los locales intentando encontrar espacios, mientras que los visitantes se veían muy seguros al negárselos. Pocas opciones de gol hubo en un complemento en el que las piernas empezaron a acusar el esfuerzo.

 

Jonathan Rodríguez lo intentó pero se vio solo (Imago 7)

Jonathan Rodríguez lo intentó pero se vio solo (Imago 7)

A pesar de lo poco movido que se veía el desenlace del partido, al minuto 70' Luis Romo volvió a demostrar que es uno de los futbolistas con más talento del equipo. A punta de fuerza, voluntad, calidad y un poco de fortuna, se internó en el área después de una serie de rebotes y el balón le quedó botando para fusilar al guardameta.

Tras el gol de Cruz Azul, el equipo se replegó aún más y desde el banquillo se realizaron una serie de modificaciones para cerrar el duelo sin grandes sobresaltos. Al final, la estrategia le salió redonda al entrenador peruano, que dejó sobre el césped a una escuadra que no llegó a sufrir los embistes del Laguna.

Los minutos finales se fueron sin ningún apuro para el bando celeste. Los cambios dieron otro aire a La Máquina que se atrincheró sin dejar ningún hueco libre a sus rivales. Sonaron los tres pitazos finales y los jugadores se abrazaron como el contrincante que se sabe ganador. Ya la primera prueba está superada, y con creces, ahora toca cerrar el domingo en el Estadio Azteca y regalar la mayor de las satisfacciones a la afición.