“Vine para esto. Aquí me quiero quedar”, fueron las palabras de Guillermo Fernández a pie de campo tras coronarse con Boca Juniors en la Superliga argentina. Sus declaraciones fueron refrendadas por el vicepresidente del equipo de la ciudad de Buenos Aires, Juan Román Riquelme, por lo que era inminente un acuerdo con Cruz Azul para concretar el pase. Casi cuatro meses después, las partes están cada vez más alejadas, y el futuro de Pol sigue en el aire.

La última tentativa de los xeneize fue ofrecer como “monedas de cambio” al delantero venezolano Jan Hurtado y al centrocampista Sebastián Pérez, ambos descartes del entrenador Miguel Angel Russo, para abaratar el precio de Pol que se cifra en 4 millones de dólares. La respuesta desde La Noria fue un contundente: “no queremos sobras”, y se remiten a la cláusula del jugador para acceder a la negociación.

El mediocampista argentino está cedido en el conjunto argentino hasta diciembre de este año. Con contrato vigente hasta el 2021 con Cruz Azul, los cementeros esperaban solventar su venta para este mercado de pases, y utilizar el efectivo de esa negociación para reforzar al equipo de cara al Apertura 2020.

Ni Iván Marcone, ni Hurtado, ni Pérez son del agrado de los celestes. Se habló también de la inclusión del defensor Carlos Izquierdoz, pero desde La Bombonera se negaron a dejar ir a su segundo capitán en un canje por otro jugador, por lo que pareciera que la resolución al embrollo pasa por un tema de efectivo.

Desde Argentina no cuentan con dinero suficiente para hacerle frente al pase total de Fernández, y desde México están negados a recibir a algún futbolista para abaratar la operación; y mientras Boca se queda atado de manos, Pol ve de lejos el sueño que confesó en pleno engramado apenas se coronó como campeón.