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HugoSánchezimpactantePublicidad
JavierOrozcoLas comparaciones -a pesar de lo trillado- son odiosas. Y las tentaciones de aislar a los centrodelanteros de sus contextos, también. Mucho ayuda que la maquina haya tenido suerte así como una gran armonía y pueda sostener un rendimiento a la altura de sus recursos. Pero parece excesivo medirlo a partir de las expectativas que generan sus futbolistas, de su status como institución y del supuesto que, en una categoría de exigencia, siempre debe ganar. Los mismos que pregonan la paridad adoptan una mirada excesivamente crítica cuando no gana. Claro, jugar sin responsabilidad resulta fácil. Total al “rival menor” nadie lo juzga.En ese contradictorio escenario, “Chuletita” se impone. Los delanteros tienen dos maneras de aparecer: a favor o en contra de la pelota. Es que en el fútbol se producen situaciones simultáneas. Las que giran alrededor del balón y las que están lejos -aquéllas que no entran en el cuadro visual del espectador ni de la televisión-. Entre unas y otras siempre habrá una conexión, más tarde o más temprano.Publicidad
Cuando Orozco viene a la pelota juega sencillo, de primera, descarga al mejor postor. No gira con el balón, ni se entretiene, ni traslada. Tampoco lo anticipan. Se conoce a sí mismo. No hace lo que no sabe. Aparece para desaparecer. Apenas se deshace del balón, abre su zancada y va a buscar un espacio libre. Son automatismos que asimiló en la academia azul.Para jugar en contra del balón hay que ser un experto en el movimiento previo al último toque. Quedarse quieto significa ser una referencia para el defensor. Por lo tanto, se engaña en el desmarque: anunciando que voy adelante y alejándome o quedarme quieto y de pronto picar para aventajar al contrario. La interpretación es básica. Saber elegir el movimiento que conviene depende de la característica de la jugada. Eso Aldo lo conoce.Muchas veces nos llama la atención lo extravagante, lo exagerado o lo ridículo. Pocas veces lo simple. Y “Chuletita” parece estar programado para lo sencillo. Utiliza un disco rígido y flexible.Publicidad
Orozco, al cabo, se adaptó a un contexto diferente al de Hugo Sánchez y al de su propio pasado. Es un goleador universal y sin pasaporte. Da la impresión de que se lo podría ensamblar en cualquier sistema, en cualquier equipo, con cualquier compañero y en cualquier geografía.Cruz azul tiene un buen problema, porque ya podrá jugar Pavone y Teo Gutiérrez también comienza a pedir pista. ¿Qué hará Memo Vázquez?¿Qué opinas al respecto? ¡Tu opinión nos interesa!Publicidad
-La Voz Azul: El enemigo en casa¡Sigue al autor de La Voz Azul en Twitter@wziel1Publicidad
Lo mejor de Chuletita httpvh://www.youtube.com/watch?v=oaZqYty5hhs