En el fútbol actual es común ver a los jugadores llegar a los centros de entrenamientos a bordo de autos último modelo. Es una imagen repetida que representa parte de la burbuja en que se sumerge el futbolista profesional, acostumbrado a ‘lujos’ que en muchos casos son solo quimeras para el resto de la sociedad. Melvin Brown ha sido uno de los pocos que se escabulló de la burbuja, hasta que un perro y una llamada del presidente de Cruz Azul lo hizo cambiar de opinión.

En el año 2009 el ahora exjugador volvía a Cruz Azul, pero a diferencia de sus compañeros, Brown arribaba al complejo de La Noria en bicicleta, pues su residencia quedaba cerca de las instalaciones del equipo. En uno de sus tantos recorridos, un periodista que percibió una gran historia por demás curiosa, pidió al jugador grabarlo mientras hacía el trayecto desde su casa hacia el entreno. Para fortuna del reportero pero no del jugador, el día de la grabación un perro empezó a perseguir al jugador mientras pedaleaba y todo quedó grabado en cámara.

El material salió en televisión y causó revuelo por ver a un jugador de primer nivel en un medio de transporte inusual para el gremio. Un comentarista deportivo disparó en contra de Brown y lo etiquetó de “irresponsable” por poner en riesgo de esa manera su integridad a sabiendas de que Cruz Azul era el equipo que costeaba su sueldo mientras este se exponía a ese tipo de riesgos.

Para mayor desgracia, el presidente del equipo, Guillermo Álvarez Cuevas, se enteró de la grabación y siguió el programa hasta que pudo cerciorarse de las imágenes. El impacto fue de tal magnitud que enseguida se comunicó con el jugador, al que prohibió asistir a los entrenamientos en bicicleta.

Al día siguiente del llamado de atención, Brown llegó a La Noria en una camioneta blanca y cuando vio a aquel reportero se le acercó, y con una sonrisa cómplice le dijo: “Ya vez lo que pasa por tus ideas creativas: me regañaron”, y siguió.