Volvió el fútbol a la Ciudad de México… en parte, o al menos sus entrenamientos. La imagen que dejaron en el primer día los jugadores de Cruz Azul dibuja una idea de lo que será esta “vuelta a la normalidad” en el fútbol mexicano. Con varias restricciones, siguiendo los protocolos establecidos por las autoridades sanitarias, La Máquina empezó su preparación para el Apertura 2020 en un ambiente raro, desolado, y con mucho distanciamiento social.

El primer gran cambio en esta vuelta a las canchas viene desde casa, literal: de las medidas exigidas para acceder a La Noria, está que los jugadores vengan cambiados con el uniforme de entrenamiento desde sus hogares; esto debido a que los baños, vestidores y camerinos permanecerán cerrados durante esta primera fase de pretemporada.

A continuación, los futbolistasdeben dejar un espacio de por medio en los puestos de estacionamientos para poder aparcar sus coches. Se recomienda que el jugador arribe a las instalaciones al haber desayunado, toda zona de recreación y comedores también seguirán con candado.

Todo este protocolo estará regido por el uso de tapabocas salvo a la hora de ingresar a las canchas. Ya dentro del engramado, que se dividirá en seis áreas, la plantillase separaráen grupos de 4 y debe haber una distanciade al menos dos metros entre cada uno de los elementos. Está prohibido cualquier saludo, incluyendo el de codos; además, los balones y cualquier instrumento utilizado durante la práctica será desinfectado antes y después del entrenamiento.

Al concluir la sesión, todosdeberán lavarse las manos y se colocarán de vuelta los cubrebocas, se les entregará la ropa que utilizarán el día siguiente y de allí pondrán rumbo hacia sus automóviles. Y al llegar a casa, meterán el uniforme utilizado en una bolsa con cierre hermético, la cual deberán entregar al día siguiente para su posterior lavado.