Cruz Azul fue en la Copa Libertadores del 2001 uno de esos invitados imprudentes y atorrantes que estuvo a punto de “aguar la fiesta” del fútbol sudamericano en su propio torneo. Guillermo Mendizabal, director deportivo de La Máquina en esos años, llegó a escuchar en una cena al presidente de Conmebol, Nicolás Leoz, que un equipo invitado al torneo “no puede representar a Conmebol”. Y sus palabras estuvieron a punto de no cumplirse… pero hicieron hasta lo imposible para que así fuera.
La situación se volvió caótica a partir de los cuartos de final. River Plate (Argentina) fue el rival de los celestes en la instancia, y la directiva del equipo “Millonario” solicitó a Cruz Azul el itinerario de los cementeros en la ciudad de Buenos Aires… ¡vaya qué error! Los celestes terminaron entrenando en un terreno a las afueras del Estadio Monumental y con un tiempo limitado en un recinto que además no tenía luz.
“Hubo muchas cosas, en un reconocimiento de cancha cuando jugábamos contra el River Plate en el Monumental nos mandaron a una cancha de lodo fuera del estadio. Después nos dejaron entrar al estadio, pero sin luz y tuvimos que andar con encendedores”, contó Mendizábal al medio Mediotiempo.
De poco sirvió la artimaña pues Cruz Azul saldó la llave con solvencia. La siguiente prueba sería Rosario Central, también de Argentina, pero ahora se intensificaban las ‘trampas’ para detener el paso de La Máquina. Mendizábal contó que en ese duelo el bus que los llevaría al estadio dio vueltas por toda la ciudad y además que al momento de arribar dejó al equipo en las afueras del recinto junto con los aficionados de los locales, situación que terminó con varios jugadores cementeros como focos de varios ataques por parte de la hinchada.
“Llegamos a la una de la tarde a Rosario, fueron como cuatro horas de viaje. Comieron y descansaron para después ir al partido que era a las 9 de la noche. Cuando salíamos para el estadio, el autobús tenía clavos en las llantas”, dijo el directivo, que también recordó que en las puertas del vestuario habían candados por lo que se retrasó su entrada a los mismos y con ello reducir el tiempo para el calentamiento.
A pesar de todas esa “pruebas” Cruz Azul se instaló en la final ante Boca Juniors, otro equipo del país del sur de América, en una final que tuvo que irse hasta la decisión por penales para dirimir al campeón. 3-1 fue el resultado de aquella tanda que terminó por coronar a los locales; sin embargo, el papel de los celestes en el certamen se recuerda como uno de los mejores que haya hecho algún equipo invitado.
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“Ellos quieren ganar a costa de todo, no importa cómo. Así se juega la Copa Libertadores, más al equipo invitado. Iba a ser difícil que nos dejaran ganar, no podríamos ir a la Intercontinental”, decía resignado el Director Deportivo.