Desde su debut con Cruz Azul en 2002, Aaron Galindo demostró un gran nivel que llamó la atención de grandes clubes y seleccionadores. Tal es así, que en el 2004 Ricardo La Volpe lo incluyó en las convocatorias de la Selección Mexicana, siendo un habitué a estar en cada citatoria a comienzos de este siglo.
Todo siguió marchando bien y así fue como formó parte de la Copa Confederaciones 2005. Pero todo este ascenso épico se transformó en una escándalo de dopaje, que involucró tanto a Galindo como a su compañero Salvador Carmona: Ambos fueron expulsados de la selección, un golpe que parecía marcar el final de su carrera.
En varias oportunidades, Aaron Galindo dijo que la situación se manejó “de manera inadecuada” y que se inventaron acusaciones en su contra. A pesar del escándalo ya en 2006 encontró una nueva oportunidad en el Hércules de la segunda división española, en donde pudo relanzar su carrera futbolística.
Más tarde su talento lo llevó a Suiza, donde jugó para el Grasshopper, y luego al Eintracht Frankfurt, donde se convirtió en el primer mexicano en jugar en la Bundesliga alemana, entrando así en la historia grande. Tras su paso por el Viejo Continente, el ex cementero regresó a México pero para unirse a las Chivas de Guadalajara.
Ya en 2012, tuvo un paso por Santos Laguna, donde finalmente logró el título de campeón que tanto se le venía negando. Después de su paso por Toluca, donde jugó hasta el 2017, Galindo finalizó su carrera profesional en el Toledo de España, dejando un gran legado de superación. No obstante, siguió sorprendiendo.
Un cambio radical en Galindo: Corre maratones, su nueva pasión
El ex Cruz Azul ahora se mantiene activo en las redes sociales (sobre todo en Instagram), compartiendo su pasión por el deporte y su compromiso con la salud a través de su participación en maratones. La historia de esta figura marca la resiliencia y superación constante, pudiendo construir una carrera exitosa a pesar de todos los obstáculos que se le pusieron en el camino.