El mercado de fichajes no solo redefine planteles: también revela intenciones. En Cruz Azul, cada movimiento de este invierno parece responder a una idea clara, pensada y alineada con el proyecto de Nicolás Larcamón. No se trata de sumar nombres por impacto mediático, sino de construir un equipo competitivo desde la estructura para competir en Liga MX.

Tras un semestre de ajustes y aprendizajes, la directiva debe entender que el Clausura 2026 exige un salto de calidad. La salida de Ángel Sepúlveda marcó un punto de quiebre en la ofensiva y obligó a buscar soluciones inmediatas, pero también abrió la puerta a imaginar un once mucho más ambicioso.

La llegada de Miguel Borja responde a una necesidad concreta. Cruz Azul buscaba un delantero probado, con experiencia internacional y presencia en el área, alguien capaz de convivir con la exigencia inmediata. El colombiano encaja en ese perfil y apunta a ser el nuevo eje del ataque.

Pero el gran deseo del cuerpo técnico va un paso más allá. Agustín Palavecino es el nombre que podría transformar el funcionamiento del equipo. Larcamón lo conoce, confía en su lectura de juego y entiende que su presencia permitiría liberar a otros futbolistas creativos, potenciando el volumen ofensivo.

Así podría verse el XI de Cruz Azul con Palavecino

En la portería, Andrés Gudiño aparece como la solución inmediata mientras Kevin Mier continúa con su recuperación. La línea defensiva estaría conformada por tres hombres que se han consolidado: Willer Ditta, Erik Lira y Gonzalo Piovi. Un bloque pensado para sostener al equipo alto y permitir que los carrileros jueguen con libertad.

Por las bandas, Jorge Sánchez y Rodolfo Rotondi aportan recorrido, intensidad y profundidad, fundamentales para abrir el campo y generar superioridades. En el mediocampo, el corazón del equipo lo conformarían Charly Rodríguez y Jeremy Márquez, asumiendo equilibrio, orden y la recuperación, liberando a los hombres más creativos para jugar más cerca del área rival.

Miguel Borja viene con intenciones de quitarle el lugar a Gabriel Fernández como ‘9’ de Cruz Azul (Getty Images)

Ahí aparece el gran diferencial. José Paradela y Agustín Palavecino conformarían una sociedad pensada para gobernar los partidos. Técnica, visión y dinámica para filtrar pases, manejar tiempos y alimentar al delantero centro. En punta, Miguel Ángel Borja sería el encargado de finalizar. Un 9 puro, con olfato goleador y experiencia, respaldado por un contexto mucho más favorable que el que tuvo Cruz Azul en torneos recientes.

Los obstáculos que frenan el fichaje de Agustín Palavecino

Más allá del interés deportivo, el principal freno para que Cruz Azul pueda concretar el fichaje de Agustín Palavecino es estrictamente reglamentario. Actualmente, el club tiene ocupadas todas sus plazas de futbolistas No Formados en México, una situación que condiciona cualquier movimiento adicional en el mercado.

Agustín Palavecino es el anhelo de Nicolás Larcamón para Cruz Azul. (Imago7)

La llegada de Miguel Borja excede el cupo del equipo y obliga a liberar una con urgencia. Esto deja a la directiva sin margen de maniobra para registrar a otro futbolista foráneo, como es el caso de Palavecino, salvo que se libere al menos una plaza adicional.

Por este motivo, el avance por Palavecino se mantiene en pausa. En La Noria saben que el interés existe y que el perfil del mediocampista encaja en la idea de Nicolás Larcamón, pero cualquier intento formal dependerá primero de destrabar la situación administrativa antes del cierre del mercado interno, fijado para el 4 de enero.