"Distintas formas de pensar", fue el alegato que expresaron las partes para explicar la salida de Jaime Ordiales de la directiva de Cruz Azul en las últimas horas. El director deportivo pone fin a una gestión que estuvo llena de altibajos y que formó parte vital de la consecución del título de Liga MX en el pasado Guardianes 2021 después de 23 años.

Luis Romo, Ignacio Rivero y Sebastián Jurado son de los mayores aciertos de Ordiales al frente del equipo. No obstante, otros como Pablo Ceppelini o Aléx Castro son apuestas en las que el 'ojo' del directivo falló a lo grande. Sin embargo, el mayor desacierto de Jaime nunca llegó siquiera a debutar ni a vestirse con la playera celeste: Paulinho Bóia.

Bóia es un futbolista brasileño que despuntó en el Sao Paulo con apenas 21 años y desde Cruz Azul quisieron 'amarrarlo'. El nacido en Gama era parte de la camada de fichajes que traía, entre otros, a Lucas Passerini, Romo, Castro y Ceppelini a La Noria; pero el destino del carioca fue distinto al del resto de sus compañeros.

Después de arribar a México y generar mucha expectación por ser uno de los mejores fichajes en el mercado de pases del mes de enero en el año 2020, un imprevisto lastró todo el armado alrededor del jugador y dejó sonrojado al propio Ordiales: Bóia no pasó las pruebas médicas en el club cementero un día después de haber pisado tierras aztecas.

Una fisura en el cartílago de la rodilla izquierda fue el diagnóstico que arrojaron los resultados de las pruebas, y el propio Ordiales junto con el resto de los jerarcas se debatían si correr el riesgo por un jugador que no ofrecía garantías. Al final todo se vino abajo y el contrato fue cancelado a través de un comunicado emitido desde el club celeste, y que dejó una 'mancha' en el historia de fichajes cementeros del director deportivo.