Rafael Baca vivió en carne propia lo que muchos mexicanos experimentan a diario. Los reflectores que vienen con el fútbol profesional, distorsionan la realidad de la persona y la encierra en una burbuja en la que el mediocampista de Cruz Azul nunca ha querido entrar. Con sinceridad y humildad, Rafael Baca lo explicó: el fue un “ilegal” más.

En una entrevista con FDP Radio, el jugador de Cruz Azul explicó que haber entrado de manera ilegal a Estados Unidos a la edad de siete años, terminó siendo determinante para que el mexicano perdiese la oportunidad de defender la bandera de las barras y las estrellas.

“A los 21 años regresé a Guadalajara para que me otorgaran un perdón en la embajada americana por la forma en la que había entrado en los Estados Unidos”, contó. “Ese asunto lo hizo complicado después pese a que sí existió el interés en mí. Cruzar la frontera ‘mojado’ me impidió jugar con Estados Unidos”, comentó.

Baca nació en Michoacán, pero se crió en California. Su debut como profesional se dio con el San Jose Earthquakes de la MLS un 9 de julio de 2011, apenas dos años antes de regresar a México y enrolarse con las filas del Cruz Azul Hidalgo.

Antes de llegar al San José, el mediocampista fue rechazado por la academia de Los Ángeles Galaxy, situación que, según el, lo fortaleció. “Uno como futbolista no puede perder nunca la ilusión. Si alguien tiene un sueño no debe darse por vencido. Hay que estar preparado para cuando llegue la oportunidad. Al final, pude obtener mi visa de trabajo y estar tres años en la MLS”.

 

El jugador no esconde sus orígenes humildes y confiesa que todas las situaciones difíciles que tuvo en la niñez, terminaron por moldear su carácter. “Las cosas que fui pasando en mi vida me marcaron para siempre. En los momentos de dificultad, eso me da fuerza. El haber vivido en Estados Unidos, volver a México y saber valorar las cosas que tienes”, confesó. 

Para terminar, Baca destacó del gentilicio mexicano como una sociedad con mayor “sentido de familia”, y por sus palabras pareciera no encerrar ningún tipo de frustración ni lamento por todas las trabas que vivió y que impidieron que al final terminara por jugar con el país al cual llegó siendo solo un niño.

“Nuestra gente tiene un sentido más de familia, pero se vive al día. Afortunadamente mis padres emigraron a Estados Unidos y pudieron darme una vida mejor. Y ahora disfruto de estar en México y en club grande como Cruz Azul”, concluyó.