Aunque sus inicios en equipos inferiores fue con Cruz Azul, Luis Romo tuvo que dejar a La Máquina para emigrar a Querétaro, donde ahí surgiría la oportunidad de seguir su proceso y debutar en Primera División para así poder llegar hasta donde está hoy, en la Selección Mexicana. Pero el camino no fue fácil e incluso el Pity Altamirano lo describe como un gran dolor de cabeza dentro de los Gallos.

“Mucha calidad, él sabía que era superior a lo que teníamos, pero también le costaba la disciplina; subía mucho de peso, no se cuidaba. Había tenido un par de raspones con algunos entrenadores. Yo, el primer día le dije “Romo, acá las cosas son así si tú te sales tantito, tú y yo vamos a tener muchos problemas” pero después me parece que él va entendiendo, pero sí fue un dolor de cabeza Romo, tenía muchísima calidad, lo veías sobresalir en esa generación y esa camada”, señaló el Pity.

En Gallos se mantuvo de 2018 a 2019, posteriormente defendió los colores de La Máquina de 2020 a 2021 y actualmente se encuentra con Rayados de Monterrey. El mediocampista se ha vuelto una parte importante de La Pandilla, tanto que de igual forma se ha vuelto un elemento indiscutible del Tata Martino, entrenador de la Selección Mexicana.

Cruz Azul lo echó por gordo y bajo nivel

Romo llegó a La Máquina en 2010 gracias a las influencias del papá del Chuletita, Luis Orozco, quien le consiguió una prueba, pero no pudo quedarse por más tiempo ya que tenía problemas de sobrepeso que le impedían llegar a un buen nivel. Fue ahí que su hermano le consiguió una prueba en Gallos y su vida le dio un giro, logrando disciplinarse físicamente.

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