El tema había quedado en la recámara y las aguas parecían calmadas. Pero solo era un espejismo que contenía una tensa calma, y hoy se desató la tormenta con la orden de aprehensión en contra de Billy Álvarez y vuelve a estar en la palestra el tema de la desafiliación de Cruz Azul.
Malversación de fondos y actividades delictivas son las dos causas que pesan sobre los hombros del, por ahora, presidente de La Máquina. Victor Garcés, quien fungía de vicepresidente hasta hace poco, también fue solicitado por la Fiscalía General de la República. De encontrarse culpables, las penas oscilarían entre los 7 a 22 años de cárcel.
El reglamento de Afiliación, Nombre y Sede de la Federación Mexicana de Futbol estipula que un club puede ser desafiliado en caso de que sus dueños o directivos incurran en actos delictivos. “(Un afiliado a la FMF perderá su afiliación si:) El dueño y/o los Directivos del Club incurren en actos delictivos o de dudosa reputación, a juicio del Comité Ejecutivo”, reza el Inciso D del Artículo 66 del reglamento de la Federación, que refiere a las causas de posible de desafiliación.
Según este apartado, Cruz Azul correría el riesgo de ser desafiliado siempre y cuando Billy fuera el dueño del equipo, pero el actual mandamás es solo el presidente del club, que forma parte a su vez de uno de los activos de la Cooperativa La Cruz Azul S.C.L., de la que también actúa como director general. Por lo tanto, los cementeros no corren el riesgo de suspensión, pero si de un cambio de presidente.
¿Y ahora? Uno de los estragos que podría dejar este nuevo ‘papelón’ apunta directamente a lo económico. Cruz Azul siempre se ha congraciado de ser uno de los equipos que paga su nómina al día y además se permite fichajes ‘rimbombantes’ en cada mercado; ajeno al tema de la pandemia, las finanzas de los celestes no serán las mismas después de que su presidente actual está bajo la mira de la justicia.