A lo largo de la historia de Cruz Azul han pasado un numeroso de futbolistas argentinos, de los cuales un selecto grupo incluso se transformó en leyenda de la institución. Emanuel Villa, Christian Giménez o César Chelito Delgado son algunos de los ejemplos, aunque no todos han podido repetir semejante hazaña.
En ese marco y apareciendo en el segundo ítem mencionado se encuentra Diego Rivero, mediocampista más bien de corte defensivo que nunca pudo hacer pie. Es que luego de hacer una buena campaña en el Pachuca, la directiva de Billy Álvarez se decantó en contratarlo, con la esperanza por las nubes.
Estuvo solamente en el año 2005, época en donde La Máquina no se adjudicaba ningún campeonato. Es por eso que el Burrito solamente pudo disputar 10 partidos en el club, pudiendo anotar tan solo un gol. Las maletas las tenía preparadas para comenzar con todo una vez más, y las cosas comenzaron a mejorar.
Encontró un largo refugio en San Lorenzo de Almagro, jugando 170 partidos y hasta pudiendo gritar campeón por primera vez en su carrera. Luego cumplió el sueño de su vida al fichar por Boca Juniors en el año 2011. Titular indispensable para Julio Falcioni, Rivero era un pilar en su mediocampo ideal.
Argentinos y Chacarita Juniors siguieron en la carrera del futbolista, hasta que todo tomó un curso inesperado: fichó en el famoso Atlas de la cuarta división de Argentina. Su popularidad la alcanzó por el reality de Tv “Atlas, la otra pasión”, en donde se seguía el día a día de un humilde equipo que crecía lentamente.
Rivero sigue más vigente que nunca
Con 43 años de edad el volante sigue formando parte de Atlas, que busca ascender tras varios años en la mencionada categoría. Capitán y referente, todos le guardan un respeto sustancial al ex Cruz Azul, conjunto en donde se marchó con poco ruido y casi que por la puerta de atrás, hace casi 20 años.