Este fin de semanaPablo Ceppelini pondrá rumbo a su natal a Uruguay para ultimar los detalles restantes antes de estampar su firma como nuevo jugador de Peñarol. Se espera que en el transcurso de la próxima semana tanto Cruz Azul como el club charrúa hagan oficial la operación en la que el mediocampista formará parte del conjunto aurinegro hasta finales de este año.
La idea desde La Noria es repescar al futbolista en el mes de enero para luego finiquitar una venta. En el acuerdo con el Peñarol no se estipuló ninguna opción de compra, por lo que su estancia en el campeón uruguayo se entiende como una etapa en la que se podrá revalorizar para luego traer réditos económicos a los cementeros.
Fue el propio jugador el que pidió salir después de haber sido apartado del grupo tras una disputa con Jaime Ordiales. Sus últimos meses con los celestes se resumen a entrenamientos distantes del resto de los dirigidos por Juan Reynoso y algunos minutos con la filial de los celestes.
Realidad distinta
Con esta marcha hacia sudamérica, Ceppelini cierra un bagaje para el olvido con Cruz Azul, en los que apenas se pudo mostrar ante las pocas oportunidades. Sin embargo, el jugador afrontará a partir de ahora una etapa muy distinta en su carrera, en la que se encontrará con condiciones muy alejadas del primer nivel que caracterizan a la Liga MX.
Además del salario percibido, que se verá notablemente reducido, Ceppe tendrá que hacerle frente a instalaciones y campos muy alejados de la prestancia de los del balompié mexicano. En unas fotos publicadas en redes sociales en la previa de un encuentro del que será su nueva escuadra, se aprecia lo que será la nueva realidad del nacido en Montevideo, con engramados deteriorados y muy lejos del nivel del Coloso de Santa Úrsula, estadio de primer nivel mundial que apenas pudo pisar durante un año y medio.