“Siento que me va a explotar el corazón”, y sonreía como si el que fuera a debutar en Primera División con el equipo de sus amores fuera él, también se le veía muy nervioso, se le escuchaba, hasta sus silencios prolongados ante el micrófono lo delataban y sus gestos lo decían todo: Giménez estaba a punto de entrar a la cancha, como delantero, como heredero, pero el orgullo era de su padre que lo observaba cumplir su gran sueño con el club en el que él se consagró como líder, como capitán, como ídolo, desde el palco de transmisión de Fox Sports, comentando el histórico momento, porque así lo quiso el destino, porque así lo quiso Cruz Azul.

Christian y Santiago Giménez protagonizaron una de esas anécdotas en el futbol que nos hacen estremecer el corazón.

Los ecos al grito de “Chaco, Chaco” aún resuenan en cualquier cancha que pise La Máquina, no pasaron ni dos años desde que Christian Giménez vistió por última vez la camiseta celeste, la afición todavía no se acostumbra a la ausencia de su último ídolo y tampoco Cruz Azul. Las lágrimas tras su adiós de las canchas aún están frescas. Pero su legado continúa y ahora su apellido en el plantel también. Es hora de volver a sonreír.

“Es muy difícil estar de este lado, voy a ser lo más profesional posible como siempre me he comportado, pero bueno, espero que la gente que está viendo el partido me entienda, porque no es una situación normal, hoy tengo la posibilidad de estar transmitiendo el debut de mi hijo oficialmente”, advirtió el ‘Chaco’ en plena transmisión en vivo con la voz entrecortada y la felicidad desbordada.

Y entonces, Santi entró a la cancha y cumplió el sueño de Primera a los 18 años, después de pasar 10 de ellos trabajando y esforzándose en La Noria, luego de exigir con hechos una oportunidad en el primer equipo, respaldado por sus brillantes actuaciones, sus evidentes habilidades con la pelota y los goles cosechados que requiere un delantero de calidad.

Apenas al minuto 20 dio muestra de ello. Tras una gran jugada, llegó a línea de fondo, recortó y muy cerca estuvo de estrenarse con anotación, pero la pelota pasó por encima del travesaño y un manotazo del ‘Chaco’ en la pantalla nos recordaba la conexión entre el último hombre que nos dio esperanza en este equipo y el nuevo elemento que también nos hace creer, el que nos hace confiar que los goles van a llegar muy pronto.

La oportunidad brindada al ‘Chaquito’ es lo mejor que ha hecho en mucho tiempo el equipo cementero: voltear a ver a la cantera que tenía tan rezagada y considerarlo como refuerzo de la línea que más ha sufrido en los últimos años: el ataque, en este equipo que tanto sufre ante el arco rival y en una posición que recientemente han ocupado sólo extranjeros; Francisco Palencia fue el último goleador mexicano y canterano en esta institución. Y Javier Orozco en 2005 el último que se debutó.

Esta historia entra padre e hijo, entre ídolo y promesa, de Giménez a Giménez, es un oasis para la afición cementera que sufre semana tras semana, no se nos olvidan los fracasos, ni el mal inicio de torneo, es más, ni la misma derrota de ayer, pero haber sido parte de este momento tan emotivo es una pausa en medio de todo el desorden, es un recordatorio de lo que Cruz Azul nos puede hacer sentir, de los valores que realmente representa esta playera, protagonizado por alguien que realmente amó estos colores y los sigue amando.

“Emocionado, contento, con mucha satisfacción, lo que le dije a Santiago antes del partido: Disfrutaste mucho, sufriste mucho, desde los ocho años que estás en Cruz Azul, soñaste con este momento, disfrútalo hijo. Esto recién comienza. Esperemos que todo salga bien y que Dios lo proteja dentro de la cancha”, todos deseamos lo mismo por el bien del equipo que no se merece la situación que vive. A tomar fuerza y seguir creyendo.