Se acabó una atípica novela en donde, por extraño que parezca, todos sus protagonistas parecieran estar contentos con el desenlace final. La cesión de Iván Marcone al Elche, y la extensión del préstamo de Cruz Azul por Pol Fernández a Boca Juniors, están estrechamente ligadas y forman parte de una operación conjunta que dejará a La Máquina con un saldo a favor de 3,5 millones tras desprenderse de sus dos exfutbolistas.

Marcone arribó a Cruz Azul en junio de 2018 procedente del Lanús a cambio de 5 millones de dólares. A pesar de su buen rendimiento y adaptación al equipo, decidió salir con rumbo a La Bombonera tras el pago de 8,5 millones -lo que hasta entonces ha sido la venta más lucrativa para los cementeros. 

Un año después, en junio de 2019, el que hacía su ingreso a suelo azteca era Pol Fernández tras dejar a Racing de Avellenada previo pago de los celestes de 5 millones de dólares.  Sin lograr la adaptación requerida, y tras un bajón en su rendimiento, al igual que su par suramericano, solo duró seis meses en la institución para enfilarse de nueva cuenta en el también conjunto xeneize.

Esta vez, la transferencia se cerró en una cesión sin opción de compra obligatoria. No obstante, el mediocampista tuvo un desempeño destacado y desde el club de Buenos Aires decidieron acometer su compra: 5 millones exigían desde La Noria. La falta de liquidez del equipo porteño llevó a buscar distintas opciones para acometer el fichaje del mediocentro.

Ante las renuencias de Cruz Azul a negociar la inclusión de otros jugadores, Boca optó por ceder a Marcone al Elche con una opción de compra obligatoria de 5 millones, dinero que será depositado en las cuentas cementeras como pago de la ficha de Pol Fernández. Toda esta negociación a través de varios años, deja un margen de ganancia de 3,5 millones para La Máquina, que invirtió 10 millones en acometer las compras de ambos futbolistas, y que recibirá 13,5 millones por sus ventas. ¿Negocio redondo?