El primer recuerdo que tengo de Cruz Azul es la Final perdida ante Pachuca en el 99. El título del 97 no lo recuerdo, tenía solo seis años, pero la derrota en el Azul ante los Tuzos sí; desde ahí pude "escapar", desde ahí supe lo que era sufrir por este equipo, nadie me obligó a quedarme, pero seguí y desde entonces mis recuerdos de este equipo, lejanos y cercanos, son solo de Finales perdidas en Liga y derrotas cada vez más absurdas.
Entonces, ¿por qué le voy a Cruz Azul? ¿por qué le vamos a Cruz Azul? ¿por qué Cruz Azul es de los equipos más populares de México, de los más queridos y los más seguidos? La respuesta es simple, porque Cruz Azul es mucho más que un título, que un partido bonito, que ídolos fugaces y técnicos que se equivocan. Cruz Azul es mucho más.
No le vamos a Cruz Azul por sus títulos ganados, eso es evidente, la gran mayoría de sus aficionados actuales, los que crecimos en los 90 o en el nuevo siglo no hemos visto campeón a este equipo y aquí seguimos. ¿Por qué? Porque somos de Cruz Azul, porque somos Cruz Azul.
Y sí, Cruz Azul es una remontada en contra en cinco minutos, una ventaja inútil de cuatro goles, un penal no marcado, un resbalón en un penal a favor, un error insólito del árbitro, un positivo de coronavirus inexplicable a unos minutos de disputar el partido más importante del año, una final perdida en el último minuto; miles y miles de teorías conspirativas y cientos más de rumores de maldiciones para tratar de explicar qué es lo que ocurre, porque la lógica ya no alcanza.
Entonces, queda claro que Cruz Azul no es el equipo de los milagros, pero es que en realidad el milagro mismo es ser de Cruz Azul; a pesar de las derrotas, de sus episodios surrealistas, de las vergüenzas, de las burlas, del dolor, de la desilusión y el desamor que provoca, a pesar de todo.
El milagro de Cruz Azul es su afición, que lo ama incondicionalmente, la que el día que le juró lealtad eterna, también le juró que sería en las malas y en las peores, como lo exige amor. Así lo ha cumplido y así lo cumplirá por siempre.
Nosotros, la afición, somos el pilar de la grandeza de este Cruz Azul, en ausencia de Miguel Marín, de Ignacio Trelles, de Raúl Cárdenas, del Wendy Mendizábal, del Kalimán Guzmán, de Carlos Hermosillo y todos los héroes que realmente sintieron la camiseta y dejaron el alma por estos colores; de todos los que forjaron su grandeza. En su memoria y mientras el prodigio en la cancha vuelve a ocurrir estamos nosotros, sosteniendo la grandeza de un equipo que nunca dejará de serlo.
Y es que Cruz Azul es mucho más que lo absurdo. Cruz Azul es el recuerdo de un calendario con el escudo en la pared de mis abuelitos que ya no están, el escudo en el pecho deun ser querido que desde el cielo no deja de alentar, la sonrisa y el orgullo por portar sus colores; es mi más lejano recuerdo de la infancia con la camiseta bien puesta; es la herencia de nuestros padres, de nuestros tíos. El recuerdo de un gran amor. Los amigos de la cancha. Cruz Azul es mucho más que un título y 90 minutos de juego.
Cruz Azul también es la primera vez que me latió el corazón por el futbol gracias a Francisco Palencia, por uno de sus toques mágicos o por alguno de sus goles con los que puso de pie a todo un Estadio Azteca; los vuelos del Conejo Pérez que me hacían brincar de la felicidad desde niña; la Final en Buenos Aires que nos puso en los ojos del mundo, por el que nos ganamos el respeto de mexicanos y extranjeros; también la estruendosa Bombonera que silenciamos, con todo y sus tribunas que crujían y sus figuras que presumían superioridad.
Cruz Azul es mi primera vez en la cancha, un salto en la tribuna, una bandera agitada, un grito que me estremeció el alma y el corazón; Cruz Azul es la felicidad del futbol en un gol, en una buena gambeta del Chelito Delgado, en el liderazgo de Christian Giménez, en el juramento de un amor eterno; las previas con los amigos, las tardes en familia, una charla con mi viejo; las oraciones que van hasta el cielo; mi fe. Cruz Azul es eso y mucho más.
Nosotros no somos moda, no salimos solo cuando el equipo gana y tampoco nos escondemos cuando el equipo pierde, nosotros no nos vamos a poner una bolsa de papel en la cabeza, porque si hay algo que mantiene intacta la grandeza de Cruz Azul somos nosotros, su afición, la que da la cara, la que se las banca todas, la que aguanta burlas, la que lo aguanta todo, aún sin merecerlo.
Que se la pongan los que no sienten la camiseta, los que sobre su consciencia pesa cada título que se nos ha escapado, que se la pongan los dirigentes, los técnicos que se han equivocado, los jugadores que anotaron autogol o fallaron un penal en una Final; nosotros no, nosotros no hemos fallado, levantemos la cara y sintámonos orgullosos de ser lo único grande que le queda a este equipo.
Porque de Cruz Azul vamos a ser toda la vida, no nos vamos a quitar esta playera porque la tenemos tatuada en la piel, pase lo que pase y cuando tenga que pasar; por los que estamos, por los que ya no están, por los colores y el amor que vamos a heredar, por su gente, por todos. Somos Cruz Azul y aquí seguimos firmes, con un corazón que va a volver a sanar y una ilusión que se va renovar, como siempre. Aguante Cruz Azul y toda su gente.
Claro que duele, así es el futbol, el que no se juega, pero igual se siente, así es el amor; así nacen los milagros.
