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Desde muy temprano se observaba a cientos de aficionados caminar por las calles de la colonia Noche Buena, portando orgullosamente la camiseta de Cruz Azul. No era un día cualquiera, era el ya tradicional Día del Aficionado, fecha en la que la directiva cementera festeja a esa afición que tanto ha gozado, pero también sufrido todas las etapas del equipo. Padres de familia, mujeres acompañando a sus hijos, parejas de novios. Era su día y, por ende, esperaban el triunfo de los dirigidos por Enrique Meza para que la celebración fuera completa. Inició el encuentro y los ánimos se encendieron en las tribunas, hasta que al minuto 32, la gran fiesta cementera se quedó muda, pues el primer gol había caído por parte de los Rojinegros del Atlas. Durante el medio tiempo, un mosaico que señalaba el año de 1997 (año en que La Máquina se coronó por última vez) se vislumbró desde las gradas. Aunado a este mosaico, el grito de “Azul, Azul” no dejaba de vibrar en los rincones del estadio. Inició el segundo tiempo, acompañado por un gol tempranero de Adrián Cortés al minuto 2, el cual daba una gran esperanza a los seguidores pues no querían que su día finalizara con un empate. Para el minuto 71, las genialidades de Emanuel Villa culminaron en un gol que, sin duda, logró cerrar con broche de oro la gran fiesta de la afición celeste. Felices ante el primer triunfo en casa de la Máquina, la hinchada celeste salió del inmueble de la colonia Noche Buena entre cánticos, porras y con una sonrisa reflejada en la cara en el Día del Aficionado. MIRA LAS FOTOS DEL DÍA DEL AFICIONADO.
Por Rocío Yelitza.