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El sol parecía tímido en el cielo de la colonia Noche Buena. Por momentos, el astro rey brillaba en todo su esplendor, pero también la lluvia amenazaba a los asistentes a un encuentro más de la Máquina Cementera, quien recibía en esta ocasión a la escuadra del Puebla. Se registró poca afluencia de aficionados cementeros, quienes como siempre, se dieron cita desde temprano en su casa, su querido Estadio Azul. Y ya que hablamos del Azul, cabe destacar que fue la primera vez que se vivió un encuentro sin el enrejado, que fue removido en la zona de bancas. Durante el encuentro, la afición se mostraba ansiosa por que la Máquina anotara el gol que los pusiera delante de los camoteros. Otro sector de hinchas azules, prefirieron dar una rechifla a Gabriel Pereyra, jugador del Puebla que tuvo un pasado cementero, actitud tradicional entre la afición cuando un ex jugador se enfrenta a la Máquina. El momento de mayor tensión en la tribuna ocurrió cuando el árbitro no marcó un penal a favor de los dirigidos por Enrique Meza, lo que causó la molestia de los celestes. Pero para el segundo tiempo, el coraje de los hinchas se tornó en alegría, cuando Javier “Chuletita” Orozco, anotó para la causa cementera. El regreso de Orozco como anotador estaba ya latente, y lo confirmó con otro gol. El Chuletita le ponía sabor al juego. Cabe señalar que en las tribunas se encontraban presentes las integrantes del Club Oficial de fans de Javier Orozco, quienes no cabían de alegría con las anotaciones que su ídolo acaba de marcar. A varios metros de distancia se distinguía el cántico que las fieles seguidoras de Orozco cantaban con pasión: ¡Cada día te quiero más! ¡Yo soy de Orozco, es un sentimiento que no morirá! La fiesta celeste, encabezada por el Chuletita, continúo a las afueras del inmueble ya finalizado el encuentro, cuando la afición salió con una enorme sonrisa en la cara, y así terminaron la celebración con unos deliciosos tacos de bistec, típicos de la zona de Insurgentes. Por Rocío Yelitza.