Fue el 18 de febrero cuando se encendieron las alarmas en Cruz Azul. Pablo Aguilar salía cojeando de la cancha en el partido de ida ante Portmore United, por los octavos de final de la Liga de Campeones de Concacaf, y se presumía una lesión grave de la rodilla, la cual se confirmó tres días más tarde.

El defensor paraguayo había sufrido una ruptura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, debió ser intervenido quirúrgicamente a la brevedad, y se presumía una rehabilitación de entre seis y ocho meses, por lo que se esperaba su regreso con la Máquina a más tardar a mediados de septiembre.

 

Sin embargo, la pandemia lo retrasó todo. Aguilar alcanzó a tener dos semanas de trabajo con el fisioterapeuta de Cruz Azul en La Noria y luego se suspendió todo como medidas de precaución contra los contagios de coronavirus. Y en junio pudo regresar a entrenar en el complejo deportivo y sin tanto retraso en la recuperación.

Recibió el alta médica, que le permitía entrenar más fuerte, a fines de junio, y ya son casi tres meses con ella. Hoy entrena a la par de sus compañeros en Cruz Azul, ya hace cancha, toca balón y está listo para volver a jugar. Pero, ¿por qué no recibe el alta deportiva todavía?

El reporte médico de la Máquina esta semana. (Cruz Azul)

El reporte médico de la Máquina esta semana. (Cruz Azul)

Principalmente porque están esperando que esté a punto y al 100% antes de poder sumar sus primeros minutos, y se espera que para la jornada 13 ya pueda ser convocable por Robert Dante Siboldi en la Máquina.