Melvin Brown es uno que tiene tatuado en el pecho el color celeste. Vio su debut oficial en 1998 con la playera de Cruz Azul, institución que lo formase en el futbol, y jugó en el primer equipo hasta 2004, cuando decidió salir a probar suerte en otros clubes mexicanos, previo a su vuelta entre 2009 y 2010.

Siempre que puede, el Marinero destaca el amor que siente por Cruz Azul, el club del que es aficionado a muerte y al que intenta defender a rajatabla. Son casi 30 años vinculado a la Máquina Cementera desde que se probase en las escuelitas de futbol.

 

Junto con el cementero, Brown también pasó por Chiapas, Puebla, Estudiantes de Tecos y por el Club Irapuato, el equipo que lo admitió justo antes de que anunciara su retiro definitivo del futbol profesional y dejar la alta competencia de forma defintiva.

Hoy Brown es el coordinador del equipo de Leyendas de la Máquina, un combinado de exjugadores de Cruz Azul que suele jugar cascaritas y enfrentarse contra clubes profesionales y otros históricos de distintos equipos.

También trabaja como Asesor Deportivo en la AMF Pro, y aunque se rumoró que podía ser auxiliar técnico en los Chapulineros de Oaxaca de la Liga del Balompié Nacional, finalmente ese trabajo no prosperó.