La salida de Pablo Ceppelini de Cruz Azulse está convirtiendo en un hecho. El volante uruguayo completó, el pasado 15 de marzo, un año sin sumar minutos en el primer equipo, y a pesar de múltiples ofertas que llegaron a su nombre durante los últimos meses, ninguna fue aceptada hasta la actual: será Peñarol su próximo destino.

Sin embargo, estos 373 días sin jugar no fueron únicamente por un supuesto “bajo rendimiento deportivo”, sino que todo tuvo raíz en un pleito que tuviera el charrúa en el pasado con el directivo cementero Jaime Ordiales, quien ordenó que el jugador nunca más volviera a ser considerado por un técnico.

Según revela la columna del Francotirador de Diario Récord, “Ceppe y Jaimito se habían hecho de palabras rudas y duras, de las que prenden a cualquiera, justo cuando el equipo viajó a Estados Unidos en diciembre pasado para jugar la Conca. El charrúa le recriminó al directivo los malos tratos que tuvo con otros jugadores, que prefirieron quedarse callados, le cuestionó también la imposición de su cuate Armando González como interino, cosa que también enfureció a más de un elemento celeste”.

Así explica el Francotirador la situación. (Captura)

Pero, ¿qué pasó? Solo Pablo lo encaró ante todos los demás y a pesar de ser aplaudido por varios de sus compañeros, le costó irse a la congeladora, Ordiales lo sentenció a que no volvería a participar con el primer equipo y se la cumplió”.

Encuesta ¿Quién estuvo mal en este pleito?

¿Quién estuvo mal en este pleito?

Pablo Ceppelini
Jaime Ordiales
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Es más, la misma columna del Francotirador revela que Ceppelini sí recibió propuestas de clubes pero que la directiva de Cruz Azul las descartó ‘por rencor”. “Me cuenta mi oreja pitufa que Ceppe no salió por falta de ofertas, pues me asegura que la gente del jugador las llevó a La Noria antes del cierre de mercados, sino que fue el rencor del director deportivo el que hizo que las descartara para que no pudiera registrarse en ningún lado, algo que es bien sabido en los pasillos del club celeste. Ceppelini será libre gracias a la intervención de un directivo con más coherencia, visión y sentido humano, mi Álvaro Dávila de oro, que intercedió para que el uru-gua-sho pueda volver a patear balón., sentenció.