Sería ingenuo pretender queel fútbol de estos tiempos se practica exclusivamente por amor al juego. Devenido en un mercado próspero para cualquier avezado de los negocios, el deporte rey fue copado de agentes de futbolistas que llenaron un nicho que percibieron como una mina de oro. Los hay más honestos que otros;entre los segundos entra Armando Puga, un extorsionador de futbolistas que fue desenmascarado por dos exjugadores de Cruz Azul.

Según un reportaje de investigación de Mediotiempo, Puga es un extorsionador que promete a jugadores contratos de hasta 900 mil pesos. Este hecho fue denunciado por José Antonio ‘Gringo’ Castro, entrenador de la Sub 17 de Cruz Azul, quien reveló a través de sus redes sociales como este supuesto “agente” intentó engañar a Diego Franco, otro exjugador celeste.

“Esta gente se tiene que acabar”, escribió el Gringo en su cuenta de Twitter. Según se reseña, Puga contactó a Franco por medio de Facebook, quien pertenece al Stellenbosch F.C. de la liga de Sudáfrica.En las primeras conversaciones, el supuesto agente ofreció al mediocampista un contrato con Toluca para el próximo Apertura 2020 y Clausura 2021.

Para finalizar el supuesto pase, el ex Cruz Azul debía depositar a Puga 60 mil pesos antes de la firma del contrato, y 60 mil en lo posterior. “Al hablar con el club te pido una parte no completa para garantizar tu llegada. Te comenté que serían $60,000”, se puede leer en uno de los mensajes filtrados en donde Puga explica cómo se llevaría a cabo la negociación.

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¿Huele raro? Ante la sospecha de un posible fraude, el futbolista de 27 años contactó con la directiva de Toluca, quienes expresaron su asombro y dijeron desconocer a este ‘pseudo agente’. “Me sentí en la obligación de hacerlo público para que todos esos niños y compañeros de profesión no caigan en las redes de tipos así y todo aquel que intente hacer algo así, los invito a que denuncien”, escribió Franco en sus redes sociales.

Diego Franco pasó por las diferentes categorías del equipo Cementero hasta llegar a Cruz Azul Hidalgo, pero la falta de oportunidades lo obligó a enrolarse un año con San Luis, y tras otra mala experiencia, y con el auspicio de su representante, decidió probar en otras latitudes y terminó en tierras africanas.