Faltan solo horas para que ruede el balón en la final de la Copa por México que disputarán Cruz Azul contra Chivas. El duelo programado para las 21:00 (hora local) en el Estadio Universitario, será el último de un torneo que ha servido de preparación para el próximo Guard1anes 2020, y que ha dejado al conjunto celeste como claro favorito por el juego desplegado, y por la condición de jugar en “terreno amigo”.

En los últimos 10 años que Cruz Azul ha pisado el feudo de Pumas, se han disputado un total de 15 encuentros, de los cuales, los celestes han salido victoriosos en nueve de ellos, mientras que cosechan un empate y el resto se cuentan como derrotas: un dato no menor que reafirma el favoritismo que tienen los de Robert Dante Siboldi para el choque de esta noche.

La racha cementera en territorio de los felinos comenzó en los cuartos de final del torneo Apertura 2010, en el encuentro de ida, donde los azules se impusieron 1-2 al cuadro auriazul. Un año después, en el Apertura 2011, en torneo regular, Cruz Azul volvió a visitar a los de la UNAM, y los despachó con el mismo marcador del año anterior, 1-2.

Un año después, en el Apertura 2012, la travesía hacia el predio universitario volvió a dejar buena cosecha: 0-1 marcó la pizarra al término de aquel encuentro. Tres años tuvieron que pasar desde esa victoria para que los de La Noria se volvieran a imponer en CU. Fue en el Clausura 2015, y también por la mínima, que la victoria corrió por el lado de la visita.  En el Apertura 2017, La Máquina no escatimó y se impuso 1-2. Y la última victoria en un partido oficial en la UNAM, data del Apertura 2018, partido en el que ganaron 1-2, nuevamente.

Ya en esta Copa por México la seguidilla de invictos ha seguido la misma tónica. Par de goleadas a Pumas y América, 1-4, más una por la mínima al Toluca, clasificaron a los de Siboldi a las semifinales en donde se empató en los 90’ contra Tigres y se avanzó en los penales. Ahora toca Chivas, y si el historial indica algo, es que la Copa podría quedarse en Ciudad de México y dejar ir al Rebaño con las manos vacías.