“Vete a probar a algún equipo profesional, te estás desperdiciando en el llano”, le aconsejaron a un joven Fernando Bustos que ya despuntaba en ligas regionales. A pesar de seguir los consejos, su estatura fue la ‘piedra’ que truncaba su sueño de llegar a jugar en un club de renombre. “Eres muy pequeño. Si estuviesesmejor comido…”, le decían.

Como enuna película definalfelizque dasentido a todos los sufrimientos que padece el protagonista durante la trama, esa misma piedra que le negó el paso a otros equipos fue la que lo llevó a Cruz Azul.Fue en 1963 cuando se decidió aprobar al pueblo de Jasso, Hidalgo, en una escuadraque empezaba a llamar la atención en Segunda División.

El técnico húngaro, Jorge Marik, lo consideró la pieza faltante que diera a La Máquina el impulso definitivo para engrosar la lista del máximo circuito. Delgado, veloz, gambeteador, encarador; todos los atributos del llamado “jugador distinto”. Bustos empezaba a los 19 años a escribir una historia que lo erigió al final de su carrera como una leyenda cementera.

El niño boxeador

“Dormía con el balón. Siempre amaba jugar al futbol, aunque a los 15 años también practicó boxeo, le pagaban 5 pesos por pelea. Pero al final se decidió por seguir practicando con el balón”, recordó en una entrevista Olivia Castañeda, la madre del exjugador.

Según los relatos de su familia, Castañeda empezó siendo aficionadodel acérrimo rival de los celestes: el América. Y como el tiempo es sabio y no permite cambios en sus designios, aquel ‘ novel azulcrema’ desterró un capricho de la niñez y terminó por convertirse en el fanático número uno de Cruz Azul.

Carrera llena de títulos

Debutó un 22 de noviembre de 1963, y a solo un año de su llegada, Cruz Azul se coronaba en la segunda categoría y daba el pasohacia la primera división. A través de sus pases, goles -sin ser delantero puro- y entrega, se hizo un nombre gracias al desempeño que no pasó desapercibido por los fanáticos y la prensa de la época.

Fernando logró la liga en los torneos 1968-1969, el tricampeonato de 1971-1972, 1972-1973 y 1973-1974, además de una Copa, dos Campeón de Campeones y 3 de Concacaf. En la 76/77 puso rumbo al Atlético Español, pero al año volvió a los dominios de La Máquina.

Las lesiones empezaron a hacer mella en su carrera, sin embargo, eso no impidió que alzara otro lauro, esta vez en la temporada1978-1979. Su último compromiso con Cruz Azul lo disputó el 6 de enero de 1979, un’Día de Reyes’ ante Chivas. En esa ocasión, anotó uno de los cuatro tantos del equipo. Al minuto 47′ llegaba el final, era sustituido ante la mirada de 40 mil fanáticos cementeros.

Fernando Bustos (Archivo)

Fernando Bustos (Archivo)

El silbante pausó por algunos instantes el duelo para que Bustos se regodeara del momento. Dio una vuelta olímpica saludando a las miles de almas congregadas que aplaudían al ‘pequeño bombardero’.

Trágico final

Un 23 de septiembre de 1979 falleció tras un trágico accidente automovilístico. Fue llevado al hospital y sobrevivió algunas horas. Murió a los 33 años de edad; “A la edad de Cristo”, titularon los periódicos al día siguiente de conocer la noticia.

Un 13 de noviembre del 2018, en una ceremonia precedida por Guillermo Álvarez, Bustos fue inducido al Salón de la Fama del futbol mexicano. Sus familiares, encabezados por su hija, recogieron el galardón en un montaje emocionante en donde se recordaron las mejores jugadas y goles del ‘bombardero’. Toda una leyenda celeste.