En noches como la vivida en el CU por la serie de cuartos de final de Concachampions, el fútbol trasciende al campo. Cruz Azul no jugó solo un partido: se trató de una batalla contra la historia reciente y los fantasmas que rondaban el Clásico Joven. Y en esa lucha hubo una voz que encendió la llama, la de Vicente Sánchez.
El triunfo ante Club América quedará grabado en la memoria celeste como una de las gestas más épicas de los últimos tiempos. Si bien Ángel Sepúlveda fue quien firmó los goles, el verdadero motor estuvo en el alma del equipo. Un alma que despertó al calor de un mensaje poderoso, profundo y humano.

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El video que compartió Cruz Azul en su cuenta de YouTube lo reflejó así. Antes del pitazo inicial, las pulsaciones ya eran altas y el ambiente del vestidor parecía envolverlo todo. Allí se ve cómo el entrenador habló, pero no a los futbolistas, sino a los guerreros que se disponían a luchar contra los americanistas: “Muchachos, llegó la hora… Estamos con nuestra familia, con nuestra afición, con nuestra gente”.
Su voz fue firme, pero cargada de emoción. Porque sabía que ese partido no solo se jugaba por un pase de ronda: se jugaba por todos los que sueñan en azul. Y allí estaban ellos: miles de aficionados, familias enteras, niños con la camiseta puesta, padres con la voz quebrada. La hinchada que sufre, que canta, que espera. La hinchada que no se rinde.
“Vamos a buscar la profundidad y vamos a demostrar desde el primer minuto. Intenso desde el primer minuto, estamos con nuestra familia, con nuestra afición, con nuestra gente y somos locales acá. Vamos a demostrar y vamos a ganar este partido“, sentenció, pidiendo no por el rival, sino por los que no abandonan. Y así fue: Cruz Azul honró el escudo y firmó una cita con la historia.
El sentido mensaje de Lorenzo Faravelli dedicado a la afición de Cruz Azul
Lorenzo Faravelli también alzó su voz con un mensaje dedicado a los aficionados. “Hoy es nuestro momento”, dijo. Y luego, con la voz quebrada por la emoción, soltó lo que todos sentían, pero pocos se atrevían a decir: “Se las debemos… les debemos esto”. No hablaba solo de fútbol. Hablaba de la gente, de esa multitud celeste que camina con el corazón en la garganta.