La resonancia que produce Cruz Azul no solo se limita a las rayas de la cancha; afuera, en los despachos y oficinas, La Máquina también es uno de los equipos que más conversaciones de sobremesa genera. En el Clausura 2018 los cementeros “rompieron” el mercado de pases tras concretar varios fichajes, pero lo que pocos sabían es que desde La Noria se fraguaba el arribo de todo un campeón de Europa que diera la estocada final: Nani.

Pedro Caixinha, entonces entrenador de los celestes, fue el principal valedor del fichaje de su coterráneo. Según los reportes de Univisión, el entrenador portugués viajó a Italia para tratar de convencer al delantero que en aquel entonces jugaba en la Lazio, de la Serie A. Con un desempeño irregular en el equipo italiano, y la no convocatoria con su selección para el Mundial de Rusia, Nani vivía uno de sus peores momentos como futbolista y veía en Cruz Azul un destino idílico para pasar sus penas.

El traspaso se iría hasta los 8 millones de dólares, cifra considerable pero asumible para el equipo de esa época. Para aquel torneo se fichó a Igor Lichnovsky, Pablo Aguilar, Roberto Alvarado y Elías Hernández, además de estar negociaciones con Iván Marcone -quien llegaría semanas después-, por lo que el fichaje del ex Manchester United cabía dentro de las posibilidades de una economía ostentosa.

Con el correr de los días, y el fichaje de Marcone por casi cinco millones de dólares proveniente de Lanús (Argentina), las cuentas de Cruz Azul empezaron a resentirse al igual que el interés por un futbolista que supondría un gasto mayor en cuanto al costo del traspaso y salario del jugador, por lo que se desistió de seguir con los contactos y dejar que Nani siguiera su carrera en Europa. Actualmente, y después de un periplo con el Valencia FC (España) y Sporting Lisboa (Portugal), se desempeña en las filas del Orlando City de la MLS.