Roberto Alvarado (Irapuato, 1998) se hizo a sí mismo como celeste. De pequeño, sus padres lo estimulaban a seguir a la playera azulcrema del América, pero él, con devoción y admiración, fue creciendo y revelando el amor que sentía hacia el Cruz Azul, equipo al que hoy defenderá en otra edición del Clásico Joven en la jornada 10 del Clausura 2020 de la Liga MX.

“Cuando empecé a jugar, todo eso que me inculcaron (amor por el América) se me fue olvidando. Le fui agarrando el amor a Celaya porque estuve seis años ahí. Pero a la fecha puedo decir que siempre voy a ser de Cruz Azul, porque me identifiqué con los colores y con la institución que hoy represento. Por ahí dicen que ser celeste es una forma de vida y así me pasa”, comentó el jugador en una entrevista al diario Esto, Diario de los Deportistas.

El jugador de 22 años es una de las ‘joyas’ del equipo dirigido por Robert Siboldi. A tan corta edad, el Piojo ha estado presente en las 9 jornadas disputadas hasta ahora en el Clausura 2020, aportando dos goles a la causa y repartiendo cinco asistencias, números que avalan su continuidad en el once titular y que cargan sobre sus hombros las esperanzas de alcanzar la novena estrella para los cementeros y poner fin a la sequía de 22 años sin título que pesa sobre la institución.

“Cuando me dicen la novena me da mucha motivación de hacer las cosas bien, de exigirme al máximo en Cruz Azul para ganar esa ansiada estrella que la afición tanto quiere. Sí me veo como campeón y quiero serlo”, expresó.

Fue un 16 de diciembre cuando las esperanzas celestes se derrumbaron al perder ante su acérrimo rival la final que pondría fin a una grieta de más de dos décadas sin títulos, hecho que marcó la novel carrera de Alvarado que dice se sintió tan mal que acabó el partido entre lágrimas.

“Me marcó mucho. Cruz Azul era favorito, todos pensaban que íbamos a ganar, no esperaba que perdiéramos. A lo mejor mucha gente piensa que los futbolistas no sentimos ni lloramos, pero después de ese partido sí me puse mal, sí lloré, sí me quedé frustrado por todo lo que habíamos hecho en el torneo, llegar a la final y perderla ante América sí me hizo sentir pésimo”, arguyó el Piojo.

Para el duelo de esta noche el jugador se quita presión y enfatiza el hecho de que ante el América “es un partido más pero que siempre se tiene que ganar”.

“Para mí es un partido más, pero el Clásico Joven siempre es vivir esa rivalidad que te hace exigirte de más. A todos les gusta jugar contra equipos de ese nivel. Tenemos que hacer que la afición se sienta bien y poder sacar un triunfo por ellos”, concluyó el joven jugador.