A mediados de 2020, la directiva de Cruz Azul sufrió un terremoto. Guillermo Álvarez Cuevas presentó su renuncia a la presidencia del club deportivo y de la Cooperativa y dejó todo en manos de los otrora socios disidentes. Ricardo Peláez ya había dejado la dirección deportiva y unos meses después lo haría Jaime Ordiales.

Uno de los problemas que arrastraba la gestión anterior de la Máquina tenía relación con el paso de Richie por el puesto de mánager celeste. Con él se invirtieron casi 70 millones de dólares en fichajes, cuyos pagos fueron divididos en cuotas que se pagarían entre 2018 y 2021, y que complicarían las carteras cementeras a futuro.

Por eso, una vez que Velázquez y Marín asumieron en Cruz Azul, decidieron no gastar más dinero en refuerzos, cerrar las arcas y tener un plan de austeridad hasta que terminaran de pagar las deudas. La buena noticia es que ese momento llegará de cara al Clausura 2022, ya que la directiva cementera está a punto de ultimar esos montos pendientes.

"Este año se terminan de pagar todos los fichajes de la era Peláez e incluso los de Romo y Jurado, que fueron los últimos donde el club desembolsó una cantidad fuerte (7 y 6 millones USD, respectivamente). En teoría, Cruz Azul debería tener dinero para fichar en 2022", reveló el periodista León Lecanda de ESPN.

¿Qué significa esto para la Máquina? Primero que todo, que la directiva que hoy lidera Álvaro Dávila puede desembolsar dinero para comprar o rentar el pase de jugadores. Desde principios de 2020 que el club no invierte por futbolistas, salvo por Ignacio Rivero, que en parte fue pagado con el pase de Misael Domínguez.

A eso se suma que ahora Cruz Azul, que se quedará sin Orbelín Pineda a fines de 2021, puede gastar dinero en un eventual reemplazante. En caso de vender a Jonathan Rodríguez o Luis Romo, dos de las posibles bajas cementeras, engrosarán las arcas y permitirían invertir aún más en jugadores para las filas celestes.