Disimular que la imagen de Jesús Corona como capitán levantando un trofeo no nos hace felices es imposible. Claro que lo disfrutamos, claro que nos ilusionamos y claro que deseábamos esa Copa en nuestras vitrinas porque la grandeza de Cruz Azul así lo exige, por más que no tenga la etiqueta de 'oficial', pero no perdamos de vista lo verdaderamente importante, y preocupante; el campeonato obtenido ayer es producto del trabajo de dos hombres que ya no están en el equipo, porque la directiva lo echó: Ricardo Peláez y Pedro Caixinha.

Hace apenas dos semanas se cimbró la institución con el inesperado regreso de dos personajes indeseados, luego de que la presión en redes sociales dejara sin director técnico al equipo, lo cual trajo como consecuencia la sorpresiva renuncia de Ricardo Peláez como director deportivo.

Recordemos entonces lo que significaba el ex futbolista para el club: Su llegada fue la decisión más acertada que pudo tomar Guillermo Álvarez en los más de 30 años que tiene al mando de Cruz Azul; un hombre de valores y futbol que dejó evidenciados durante el año que portó nuestros colores.

Fue él quien, en trabajo con el entrenador luso, trajo la mayoría de los jugadores que ayer se consagraron campeones, fue él quien los llevó a Oaxaca a la cementera y trató de empaparlos de la identidad y las raíces del equipo al que representan, fue él quien creó este vestidor. Fue él quien armó este proyecto.

Y los resultados lo respaldan: una final de Liga después de cinco años, recuperar el liderato general, volver a competencias internacionales, y los títulos de Copa, Súpercopa y ayer la Leagues Cup, porque no sólo en la de dedicatoria de Siboldi está Ricardo Peláez, sino en el trabajo.

¿Y ahora que ya no está qué sigue? En redes leí que “nadie es indispensable”, pero cuando el pilar más fuerte de una construcción se cae entonces se cae todo y es de preocuparse, porque no olvidemos que su puesto, no sólo está vacante, sino que está reservado para un ‘títere’ que debe hacer lo que la directiva quiera, como lo expuso el autonombrado vicepresidente Víctor Garcés.

Y hablando de este personaje, recordemos que estamos en sus manos, recordemos lo que advirtió de los jugadores y sus sueldos y recordemos que como consecuencia muchos de ellos quieren irse del equipo finalizando el torneo, tampoco olvidemos que les dejó la puerta abierta a promotores y que no nos extrañe si pronto regresan los ‘Maranhao’ y demás.

Billy Álvarez quedó muy formalmente en aclarar la situación dentro del club tanto de su cuñado, quien ya no es parte de la Cooperativa, como de su hermano Alfredo, pero es la hora en que no se sabe nada, de hecho ayer brilló esta tercia en Las Vegas por su ausencia. Incertidumbre total.

Entonces, no disimulemos la alegría que nos causa este título, porque lo merecemos, porque es un oasis en medio de la tormenta, pero no olvidemos, ni perdonemos lo que la directiva le ha hecho al club, no hasta que el verdadero objetivo se cumpla: la novena, antes nada, sigamos exigiendo.