Teófilo Gutiérrez tuvo un paso por Cruz Azul de difícil calificación. El delantero colombiano estuvo solo seis meses en el equipo y su salida fugaz distó mucho de ser parecida a la expectación que levantó su llegada. Con fama de rebelde y poco dado a seguir instrucciones, la apuesta de La Máquina fue arriesgada al contratar a un jugador poco confiable.

 

En una entrevista reciente para el diarioMarca, ‘Teo’ confesó todas las penurias que vivió en su infancia, y relata como encontró en el fútbol la uníca salida posible en un barrio marginal de Barranquilla (Colombia).

“Nací en un barrio humilde de Barranquilla. Era muy complicado vivir allá, las personas tenían miedo, los taxis no entraban. El fútbol me sacó de una guerra. Tenía miedo todo el tiempo. Debíamos estar encerrados, muy precavidos porque podía aparecer alguien y empezar a disparar.", comentó.

El principio de sus problemas. Teo llegó para el Clausura 2013 a La Noria proveniente de Racing Club (Argentina). En el club de Avellaneda vivió varias de sus tantas polémicas. En pleno entrenamiento, se enfrascó en una pelea con el guardameta Mauro Dobler tras un choque por la disputa de la pelota.

 

 

“Yo no soy 'calentón', pero no me gusta perder. Son circunstancias que pasan. Respeto, pero también exijo que lo hagan conmigo. Sentí que me dijo malas palabras, me puteó, cuando él me empuja, reacciono enseguida", se excusó el jugador.

 

El tema del arma. Un año antes de aquella pelea, y también vistiendo la playera del equipo de la provincia de Buenos Aires, el excementero fue protagonista de un hecho que paralizó a todo el fútbol en Argentina: la supuesta arma que sacó en pleno vestuario tras un partido.

“Ese día no pasó nada. Pasó lo de la expulsión. Al árbitro le dije 'no seas cagón' y me echó. El arma no lo encontraron, eso es mentira. No la encontraron. No había un arma", confesó.

En pleno vestuario, y tras la acusación, el furibundo goleador se fue a las manos con quien lo había “delatado”. “Si te buscan diciéndote que la culpa es tuya, te tienes que defender. Me puse molesto y le dije a Saja que si está loco. Le pegó de espaldas, debe ir de frente. Yo comencé a decirle si tenía algo personal conmigo. Que de frente se dicen las cosas. Y nos pusimos a pelear".

Después de todos esos incidentes el colombiano arribó a Cruz Azul. Tan solo disputó 28 partidos y anotó 9 goles y repartió un par de asistencias. Tras esos primeros seis meses el jugador volvió a tierras del sur de la mano de River Plate, dejando a toda la fanaticada con la boca abierta… aunque visto el prontuario del barranquillero, quizás los cementeros se libraron de un gran problema.