El 2025 se le fue a Cruz Azul sin el final que su gente soñaba. La eliminación ante Flamengo en la Copa Intercontinental fue el último golpe de una cadena de frustraciones que incluyó la Liguilla del Apertura y la sensación persistente de que el equipo volvió a quedarse corto cuando más importaba. En ese contexto, el nombre de Nicolás Larcamón quedó inevitablemente en el centro de la escena, no solo por lo hecho en la cancha, sino por lo que vendría después.
Mientras La Máquina digería otro año sin la ansiada Décima, la pregunta empezó a recorrer redes sociales y charlas entre aficionados: ¿merecía continuidad el proyecto encabezado por Larcamón e Iván Alonso? La respuesta oficial llegó desde la directiva, pero la reacción de la afición fue todo menos uniforme.

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Para muchos, el traspié en Qatar fue el punto final de un semestre marcado por altibajos, errores puntuales y una identidad de juego que nunca terminó de consolidarse. Si bien Cruz Azul volvió a ser protagonista, la falta de títulos volvió a pesar. Eso alimentó un clima de tensión que explotó apenas se confirmó la continuidad del cuerpo técnico.
La afición de Cruz Azul, entre el hartazgo y la esperanza
Las reacciones no tardaron en aparecer y reflejaron una grieta profunda entre quienes aún creen en el proceso y quienes sienten que ya mostró sus límites. En el sector más crítico, el señalamiento fue directo al manejo del plantel y a la lectura de los partidos. “Larcamón es buen técnico, solo le hace falta saber aprovechar mejor su plantel sin reducirlo a los mismos 14 jugadores y saber leer mejor los partidos para hacer cambios que realmente influyan en la conclusión”, expresó uno.
Otros fueron mucho más duros, con un enojo que mezcla frustración deportiva y memoria institucional. “A Vicente lo corrieron siendo campeón y al pendejo de Larcagón lo premian cuando tuvo el peor semestre, con juego culero y perdiendo todos los torneos. Se va a la basura la CONCACAF y la Liga”, lanzó otro seguidor.

El pesimismo también se filtró en mensajes que anticipan un torneo cuesta arriba incluso antes de comenzar. “Aún no inicia, pero damos por terminado el Clausura 2026”, se leyó entre los comentarios que circularon tras la ratificación del técnico.

Buena parte del enojo nace de una comparación imposible de esquivar. Para muchos, la continuidad de Larcamón contrasta con decisiones pasadas. “¿Cuál será la verdadera gota que derrame el vaso? A Vicente lo corrieron siendo campeón y cayendo en semifinales contra el tricampeón; a Larcamón lo sostienen tras humillaciones históricas y semifinales jugando a nada”, reclamó un seguidor, poniendo en palabras una sensación compartida.
Esa herida abierta explica por qué incluso quienes valoran el proyecto hablan de un asterisco en la gestión. “No tengo problema con Víctor Velázquez, el proyecto en general es bueno y tiene más cosas positivas que negativas, pero Larcamón ya dejó dudas. Aun así, siento que en cualquier momento este equipo puede darnos algo más importante”, reflexionó otro aficionado.

Apoyo a la continuidad, pero con una presión máxima
Desde la directiva, el mensaje fue claro: hay proyecto y se sostiene. Víctor Velázquez decidió respaldar el trabajo de Iván Alonso y Nicolás Larcamón, apostando por la planificación a largo plazo y la estabilidad como camino hacia los resultados. Sin embargo, para la afición ese respaldo no es un cheque en blanco.
“Velázquez debe ponerles un ultimátum: o se es campeón la próxima temporada o se va Larcamón. El equipo se ha visto muy mal”, exigió un hincha, mientras otros ya advierten sobre el clima que se vivirá si los resultados no acompañan desde el arranque. “Entonces adiós también al Clausura 2026 y a todo lo que se juegue; cuando Tigres nos alcance en títulos, veremos si empieza la presión de verdad”, se leyó en uno de los mensajes más resignados.






