Contra todos los pronósticos de falsos agoreros, y contra una fiera competencia en el ataque de Cruz Azul, el joven delantero Santiago Giménez sigue sumando números más que positivos, y con apenas 18 años.

Las estadísticas no mienten. Desde que llegó a la institución de la mano de su padre, el histórico Christian Chaco Giménez, hizo todo su proceso formativo en nuestras Fuerzas Básicas, donde mostró su gran virtud: ser un goleador de raza.

Prueba de ello es que en el Sub 15, Santi convirtió 26 goles en 32 partidos, con un promedio de 1.23 goles por juego; mientras que en el Sub 17, teniendo 16 años, convirtió 17 anotaciones en 25 compromisos, es decir, 1.47 goles por juego.

Pero donde estalló su talento fue en el equipo Sub 20, dirigido por Israel Hernández, donde entre 2018 y 2019 disputó un total de 51 partidos, donde anotó la friolera de 48 goles, o sea, 1.06 goles por juego, una cifra impresionante.

Sin embargo, recién tuvo su oportunidad para jugar en el Primer Equipo, en la última etapa del portugués Pedro Caixinha como entrenador, donde debutó ante Xolos en Tijuana, y que jamás le dio las chances que merecía.

Fue con el cuestionado Robert Dante Siboldi en la banca, quien decidió apostar por su talento, y pasar por encima de experimentados como Martín Cauteruccio o Bryan Angulo para dejarlo como su centrodelantero titular, a tal punto que ambos tuvieron que salir del club.

Ahora, su principal competencia es el argentino Lucas Passerini, por el cual La Máquina pagó más de tres millones de dólares por su ficha, y lo ha dejado a punta de goles en el banco de suplentes. Un mérito más para la prolífica carrera del Chaquito.