Rubén Omar Romano es un nombre que dejó su huella dentro del fútbol mexicano. A lo largo de casi 30 años en los banquillos, dirigió a varios clubes de la Liga MX, como Atlético Celaya, Tecos, Monarcas Morelia, Pachuca, Cruz Azul, Atlas, América, Santos Laguna, Puebla, Tijuana y Mazatlán. Sin embargo, hay un club con el que marcó un vínculo especial en su vida: La Máquina.
Durante su paso por La Noria en 2005, el estratega argentino condujo a un plantel que se encontraba repleto de talento y grandes figuras. En ese vestidor convivían nombres rutilantes como el de Óscar Pérez, Gerardo Torrado, Ricardo Osorio, Kikín Fonseca, Carlos Pavón, Tomás Campos y César Delgado. Pero, hubo uno de ellos que implicaba una debilidad para él.

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Justamente es César Delgado, según el propio Romano, uno de los mejores que tuvo en su carrera. En una entrevista exclusiva con Vamos Azul, el argentino no dudó ni un segundo en ubicarlo en lo más alto de su consideración. “Como Chelito no hay ninguno“, disparó sin miramientos, dejando en claro que guarda un profundo respecto por el atacante argentino.
Romano asegura que es de esos jugadores que marcan la diferencia por fuera, desequilibrantes hasta el hartazgo. “Te acumulan dos o tres jugadores y salen con una gambeta impresionante. Creo que era el que más me marcó”, cuenta con admiración. Para él, ese tipo de talento escasea. “Después tuve un montón de jugadores de otra calidad, también muy buenos, pero de ese tipo no hay muchos”, admite con nostalgia.

Rubén Omar Romano no dudó en destacar al Chelito Delgado (JAMMEDIA/Edición)
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En su recuerdo de Cruz Azul, Romano no escatimó en elogios para aquel plantel. “Tenía un muy buen equipo. La realidad es que funcionaba muy bien y la gente llenaba el estadio”, recuerda. El rendimiento colectivo y la conexión con la afición le permitieron soñar en grande dentro de la Liga MX, hasta el secuestro que vivió en aquel año, un suceso que terminó marcando al grupo.

Con Romano, en 2005, Cruz Azul llegó a semifinales en el Clausura y a cuartos de final en el Apertura. (JAMMEDIA)
“Cuando regreso, es normal el estrés que pasaron y bajó un poco el nivel”, reconoce. A pesar de eso, lograron llegar a semifinales, aunque él está convencido de que estaban para mucho más. “Era para campeón ese equipo”, sentenció sin dudar.
¿Qué faltó? “Una dosis de suerte”, responde con la voz de quien ya ha transitado ese dolor más de una vez. “A mí se me ha negado seis veces: cuatro de Liga y dos de Concacaf. Y a ese equipo le faltaban algunos detalles que te juegan en contra durante un partido. Y cuando eso pasa… no hay nada que hacer”.